En momentos difíciles hay lugares y gente que se hacen imprescindibles. Y en momentos en que necesito cargar pilas la familia y los amigos son indispensables y el lugar donde ambas cosas de unen es Sepúlveda. El entorno de Sepúlveda, con las hoces que el Duratón ha horadado, ayuda mucho en encontrar esa paz y tranquilidad con la que buscar ese equilibrio necesario para afrontar los obstáculos.
En los páramos del Parque donde abundan los alaúdidos y sobre los que vuelan los más conocidos buitres leonados y alimoches, un pequeño pajarillo críptico tiene uno de los mejores refugios de la Península y con ello del continente. Es un "fantasma" que es fácil de escuchar cuando la primavera avanza pero que se hace muy complicado de ver pues le gusta emitir su característico canto en la base de los matorrales que le sirven de escondite. Cada vez que lo recuerdo me vienen a la cabeza varios amigos que han tenido que soportar mis "chapas pajareras" en las que siempre aparece la ricotí.
Este pasado sábado Eneko y yo, acompañados de nuestro amigo Miguel, hicimos un intento para ver, y no solo escuchar, a la maravillosa alondra ricotí (Cersophilus duponti) Fue llegar al páramo y el viento nos trajo su canto. Es un canto que me pone los pelos de punta y carne de gallina pues es de esos sonidos que emocionan solo con que llegue a los oídos. Pero esa mañana la duponti nos tenía reservado un momento mágico e inolvidable y como una imagen vale más que mil palabras, ahí van varios miles de palabras que nos regala Eneko.
Gracias por seguir el blog
Saludos abulenses
No hay comentarios:
Publicar un comentario