Una ventana abierta a la naturaleza a través de los ojos de lo me apasiona: las Aves.

sábado, 29 de julio de 2023

MIS PRIMEROS ELEONORES ABULENSES

Tenía marcados en mi calendario ornitológico los últimos días de junio para poder ver en los cielos abulenses una de esas especies que, por su singular fenología,  más emociona cada vez que la veo. Hasta ahora la había visto en Valladolid y Segovia pero se me había escapado varias veces cuando había ido expresamente a buscarla en Arenas de San Pedro, Peguerinos e Iruelas. Y tenía que ser en esa salida pues después nos íbamos de viaje familiar. Y por suerte no falló.

El lugar elegido fue el Valle de Iruelas, la compañía, como siempre inmejorable, de Juanra, Eneko, Miguel, Alfonso y Luis Jesús; y la especie el halcón de Eleonor (Falco eleonorae). Este halcón, que podemos ver en dos plumajes, es el "raro" del paso. Después de pasar el invierno en Madagascar regresa a sus zonas de cría en islas y costas del Mediterráneo o Canarias pero en lugar de acompasar su viaje con el resto de aves rapaces para llegar a los acantilados en primavera, retrasa su viaje  para empezar a criar en el mes de agosto y así hacer coincidir el nacimiento de los pequeños halcones con el paso postnupcial de paseriformes. De ellos se alimentarán adultos y pollos. 

Pero además de esa singularidad, estos falcónidos no van directos desde sus cuarteles de invernada a los cortados donde instalan el nido sino que entre junio y julio se adentran a pinares del interior peninsular para aprovecharse de la explosión de escarabajos, como el sanjaunero, y alimentarse de ese recurso tan estacional. Es el momento de disfrutarlos por tierras castellanas con buenos sitios en Segovia, Valladolid, Soria o el propio Valle de Iruelas. 

Finalmente, y para agrandar lo maravilloso de la especie, y derivado de la ingente cantidad de pajarillos que cruzan las zonas de cría en su viaje hacia el sur y que son capaces de atrapar los adultos de Eleonor, éstos tienen despensas en los que acumulan lo que van cazando con el fin de aprovechar esos momentos en que, literalmente, llueven pájaros y que así no les falte alimentos a los pequeños.

A media tarde estábamos en una zona propicia para ellos y no tardó en aparecer el primero de ellos, el de la foto. Éste, como todos los que vimos, son ejemplares en fase clara con la tripa y parte inferiores del cuerpo de tonos rojizos y las alas oscuras con unas cobertoras muy negras. La cabeza es muy parecida a la de su primo peregrino. Voló un poco sobre nosotros antes de irse a buscar escarabajos en las zonas más altas. Pco después fueron dos los ejemplares que hicieron el mismo camino que el primero. Disfrutamos mucho de su observación y me quité una pequeña espina con esta especie en Ávila.



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viernes, 28 de julio de 2023

¡¡ 102 CHARRANCITOS EN ROSARITO !!

 He reseteado la cabeza por tierras asturianas después de unos meses duros y ya estoy de nuevo a tope para retomar el blog y contaros todo lo que tengo en reserva y lo que vendrá a partir de ahora. Pero antes de seguir quiero rendir mi pequeño homenaje a un gran pajarero y enorme persona que nos ha dejado muy prematuramente y que ha dejado en shock a la ornitología castellana. Vuela alto Daniel.

 En lo ornitológico el viaje asturiano ha dado mucho de sí pero empezaré con los protagonistas de estos días por Ávila.  Y el lugar es un verdadero paraíso : el embalse de Rosarito. Este pantano que delimita dos provincias y dos Comunidades Autónomas es  un auténtico vergel para las aves que solo tienen un pero para nosotros: la distancia a la que se encuentra de nuestra casa (estamos a hora y media). Por ello lo visitamos mucho menos de lo que se merece y de lo que nos demuestra cada vez que le damos un poquito de tiempo. No en vano hace unos días César San Segundo vio por allí un charrán común (4ª cita para Ávila) y una gaviota cabecinegra (3ª para la provincia). Además también pudo ver dos estérnidos que están haciendo las delicias de todos los que por allí hemos ido estos días.

El pasado lunes Eneko y yo bajamos a este punto del Valle del Tiétar para disfrutar de una especie en concreto y vaya si lo hicimos. El mes de julio es el mes marcado por los pajareros abulenses para ver al más pequeños de los charranes que se ven por la Península. Es en ese momento cuando los charrancitos (Sternula albifrons) se dejan ver sobre las piedras de la Garganta de Santa María. Y este año los números están siendo espectaculares pues a los primeros 4 le han seguido cifras excepcionales para el interior peninsular con un máximo de 103 que vieron nuestros amigos Miguel y Luis Jesús. 

Cuando llegamos y mientras esperábamos a ambos para disfrutar de la mañana con ellos ya vimos un buen grupo a lo lejos mientras volaban en el entorno de su lugar preferido. Al acercarnos pudimos ver sobre los enormes cantos rodados decenas de pequeñas siluetas de patas y pico amarillo con la punta de éste negra y capirote negro, aunque los más jóvenes aún no lucían ambas llamativas características. Volaron varias veces y nos dio la sensación de que podíamos estar cerca del récord antes mencionados. Varios conteos cuando estaban más visibles nos dio un máximo de 103 aves. 

Mientras estaba antes ellos sentía una sensación inexplicable pues ver una especie de hábitos costeros  que tienen sus zonas de cría en las zonas del levante, el sur y algunos humedales extremeños y manchegos en un embalse abulense es algo maravilloso. Y más pensando que estos individuos pasarán unos meses en la costa oeste de áfrica antes de regresar. 














Con ellos, y en las mismas moles graníticas redondeadas por el agua estaba otro estérnido escaso en la provincia que estos días se está agrupando en un buen número en el embalse. No en vano las pagazas piconegras (Gelochelidon nilotica)  fueron las primera en recibirnos mientras volaban por el entorno del paraje que conocemos como "Mirlo Blanco" (por un alojamiento que tiene ese nombre). No paraban de volar y chillar mientras iban y venían con algún pececillo que no las había visto llegar  con su enrome silueta de blanco y gris con un reciosos capirote negro y un pico del mismo color.

En la zona de la Garganta eran un par de decenas las que acompañaban a los pequeñines de la familis volando con ellos cuando éstos salían nerviosos. La pagaza piconegra es un ave estival que frecuenta humedales de interior donde se alimenta preferentemente de insectos y que tiene importantes zonas de ría cercanas como las de las Lagunas de Villafáfila. En otoño emprende un viaje al oeste africano para regresar en la primavera. 




Foto: Eneko Leonor

Foto: Eneko Leonor



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