Una ventana abierta a la naturaleza a través de los ojos de lo me apasiona: las Aves.

jueves, 27 de febrero de 2020

ALCAUDÓN PARDO PARDO CORUÑÉS

Recién regresados de nuestro viaje por tierras gallegas, en A Coruña,  ahora toca hacer balance de las experiencias vividas. El viaje ha sido muy muy enriquecedor en lo personal, pues hemos compartido muy buenos momentos en familia conociendo (o volviendo a visitar) algunos lugares que nos marcaron hace unos años. Y en lo ornitológico el viaje también ha sido muy positivo. Y ello ha sido posible gracias a la inestimable ayuda de Xabi Varela (mi gracias amigo por la info y por tu paciencia).

Cuando planeé el viaje, hace algunas semanas, había dos objetivos clarísimos y prioritarios ya que en la provincia coruñesa había dos especies que suponían la segunda cita para España pasando el invierno. Así que busqué la manera de intentar ambas. Pero según se acercaba la fecha una de ellas dejó de verse en la playa donde se veía sin mucha dificultad con lo que desistí en el intento (el Bisbita americano quedará para otra). Con ello los esfuerzos iban para el visitante más famoso de Cerceda.

En este rincón lleva un tiempo sedimentado un Alcaudón Pardo (Lanius cristatus). Cuando se vio por primera vez, el 10 de noviembre, su descubridor, Juan Pita,  lo dio por Alcaudón Dorsirrojo. No fue hasta unos días después cuando Daniel López Velasco, revisando las fotos, lo identificó como esta rareza en nuestro país. Desde entonces muchos amantes de las aves hemos pasado por allí para ver a este precioso alcaudón venido de tierras lejanas (cría en Mongolia, China, Japón Siberia o Corea).

El pasado domingo me tocó a mi acercarme hasta la zona por la que se mueve. A primera hora de la mañana, y con una buena niebla, estaba buscándolo desde el coche. Poco a poco la niebla levantó y el lugar empezó a estar mucho más visible. Pero el Alcaudón no aparecía. Un par de paseos por el camino en su busca y un largo rato desde el coche no dieron frutos. La mañana avanzaba, y el tiempo del que disponía se acababa. Ya pensaba en volver otro rato para ver si conseguía verlo, cuando al dar la vuelta al coche para marchas una silueta sobre las ramas de un árbol aceleró mi corazón. Prismáticos a los ojos y allí estaba. Se hizo de rogar pero fue un momento maravilloso ( de los que ya os he contado que se graban) el que pude disfrutar de él. Le hice algunas fotografías (bastante malas) antes de que volase hacia los arbustos y lo dejase allí, en su lugar de invernada mientras yo me volví a Coruña con un subidón indescriptible.







Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses

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