Una ventana abierta a la naturaleza a través de los ojos de lo me apasiona: las Aves.

domingo, 16 de octubre de 2022

LA GUINDA PECTORAL AL VIAJE GALLEGO

Uno de los puntos curiosos del viaje a Muxía no hizo sino corroborar lo inesperado que en muchas ocasiones es ésto de pajarear. Os cuento el por qué. Después de que se suspendiese la salida en barco del sábado (estando en el aire la del domingo) decidimos recorrer varios puntos de la Costa da Morte en busca, principalmente, de limícolas y gaviotas. Para ello fuimos al Canal de la Ría de Muros, a la laguna de Louro, a la playa de Nemiña y al Cabo Touriñan. La alegría de esa mañana nos la dio una gaviota enana (Hydrocoloeus minutus) que vimos en Louro acompañada de 5 flamencos rosas pero por el contrario no encontramos limícolas en los lugares donde debían estar (el buen tiempo hizo que las playas se llenasen de gente). Por ello parecía que la ilusión de ver algún limi neártico se desvanecía. 

Para poder ver varias especies de limícolas nos acercamos a pasar la tarde en Baldaio. Allí sí que vimos varios de estos viajeros que descansaban mientras la marea bajaba. Allí pudimos ver chorlitos grises, correlimos comunes, chorlitejos grandes, zarapitos trinadores y reales, archibebes claros y comunes; y correlimos gordo. La tarde se había arreglado en cuanto a limícolas. Pero de regreso a casa saltó la sorpresa, y además se cumplió la famosa Ley de Murphy. Después de 10 horas de pajareo y unos cuantos kilómetros en el cuerpo mi amigo Xabi me dijo que se había visto un correlimos pectoral (Calidris melanotos) en el playa de Muxía, y además era el único limícola de la playa. 

A la mañana siguiente lo comentamos en el barco con Dani, Marcel y Antonio y confiábamos que tras desembarcar y recoger las cosas siguiese en la charca de la playa. No tardamos nada en coger los coches y plantarnos en un extremo de la playa para buscar al joven de melanotos. No se veía nada en toda la playa y el pesimismo hizo una leve aparición hasta que me acerqué a una zona de vegetación que estaba cerca de un puente de madera y vi como se movía el pectoral, con su bonita ceja y el diseño del pecho que le da nombre, mientras se alimentaba . En silencio avisé a los compañeros, pues el ave estaba bastante cerca, y en nada tod@s estábamos disfrutando de este preciosos correlimos joven venido de tierras norteñas (quién sabe se de Norteamérica o de Siberia) en su viaje a sus cuarteles de invernada. Allí le dejamos para que nuestros compañeros de barco lo viesen después.








Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses

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