La lluvia sigue cayendo en los campos y la nieve sigue cubriendo las montañas. Y ello hace que los ríos bajen llenos de agua dejando estampas preciosas. Una de ellas es el Adaja a su paso por el Fresno. Estampa, ésta, que quedó rota por la corta de arboledas que hace unos meses llevó a cabo la CHD en varios puntos de diversos ríos. Con la pérdida de esos árboles el río quedó desnudo y monótono en colores y formas pero hay algún habitante que se afana en corregirlo.
Desde hace un par de semanas un grupo de Garcillas Bueyeras (Bubulcus ibis) se mueve por los prados cercanos a la arteria de vida de las gentes que vivimos en la capital, llenando las zonas encharcadas de móviles puntos blancos que inspeccionan agachadas cada palmo de verde hierba. El pasado miércoles decidieron teñir de blanco y amarillo las orillas del Adaja, en el lugar donde antes había rectilíneos chopos. Eran 54 de estás pequeñas ardeidas las que descansaban en al orilla, cerca la colonia de zapadores, y que levantaron el vuelo al paso de unos paseantes para posarse en la orilla en la que yo estaba disfrutando de ellas y, ajenas a mi, decidieron que era la hora de la comida.
Con ellas, varios moradores tratan de compensar la falta de parte de la vida del río. Los Aviones Zapadores (Riparia riparia) han regresado a su particular queso de gruyere donde también viven algunos ruidosos Gorriones Chillones (Petronia petronia). Las lavanderas Boyeras (Motacilla flava) recorren las orillas llenas de agua donde tratan de arponear algún pez o anfibio las Garcetas Comunes (Egretta egretta) y la habitual Garceta Grande (Egretta alba).
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Garcillas Bueyeras (Bubulcus ibis) |
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Garcillas Bueyeras (Bubulcus ibis) |
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Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses
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