Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero en este caso ni mil imágenes pueden hacer justicia al espectáculo que pude ver hace unos días en mi viaje a tierras aragonesas. Aún así pongo una que os ayudará a poneros en mi piel.
Este viaje, a la Sierra de Albarracín era principalmente de carácter rupestre, ya que queríamos conocer, además del bonito pueblo que le da nombre, el numerosos arte rupestre de los Rodenos. Pero siempre hay que sacar un rato para pajarear y más si se unen las palabras febrero y Gallocanta. Estamos en pleno movimiento de las grandes bandadas de las damas grises hacia en norte y esta laguna a camino entre Teruel y Zaragoza es parada obligatoria para la mayoría de ellas. La cosa pintaba regular pues el censo de tres días antes recogía unos números bajos, de apenas 9000 aves, pero a mi me valían. Aún así las cosas cambian de un día a otro y eso pude comprobarlo in situ.
Al llegar a la laguna, a las 7:30 el sonido de la misma me puso la piel de gallina, y no por el frío, sino por el ruido que empezaban a hacer las Grullas con la salida del sol. Hay momentos que no se olvidan y este, a buen seguro, va a ser uno de estos. Con los primeros rayos de luz los grupos de Grullas fueron levantando el vuelo para salir hacia el norte de la laguna en busca de campos donde quitarse el hambre tras la noche. Muchos fueron los grupos que salieron en el amanecer.
Cuando el sol ya calentaba el aire frío de la mañana la cosa tuvo un parón. Los bandos que habían salido se alimentaban en los campos cercanos mientras que las que se habían quedado en la laguna dejaron de trompetear, pareciendo que ésta se había quedado vacía. En ese momento me dirigí hacía los caminos que bordean la laguna por el norte, en dirección a la ermita de Nª Sª del Buen Acuerdo. Allí pude ver un grupo comiendo en una tierra, que se dejó acercar lo suficiente para disfrutar de ellas sin ponerlas en alerta. Estuve largo rato disfrutando de ellas.
Después de eso me dirigí hacia la zona sur de la laguna para buscar los invernantes más famosos del lugar. Pero desde la carretera vi un camino que llevaba cerca de la laguna y allí me dirigí. La imagen que pude ver al bajar del coche no se borrará de mi mente. Miles de Grullas descansaban en el agua, quizá cogiendo fuerzas para emprender su largo viaje hacia tierras norteñas. La lámina de agua parecía una alfombra gris del enorme grupo que allí había. En este momento me dijeron que el número de Grullas sobrepasaba las 45.000, algo que ya intuía y que aceleró de nuevo mi pulso.
Con ellas pude ver un buen grupo de Cigüeñas Blancas, varios Tarros Blancos y algunos Ánades Reales.
Con esa impresionante imagen grabada me fui del lugar con dirección al Centro de Interpretación de Bello, lamentablemente cerrado en la mejor época del humedal. Allí, además de volver a disfrutar de las preciosas patilargas de color ceniza, buscaba a los tres Ánsares Caretos de la subespecie flavirostris , que cría en Groenlandia e inverna en Escocia e Irlanda,y que constituía la primera cita para Aragón y sexta de España (aquí podeis ver una entrada sobre ello). No hubo suerte con ellos pero a cambio pude ver un grupo de Chorlito Dorado mezclado con uno mayor de Avefrías. Además pude volver a disfrutar de las protagonistas del día, a las que despido hasta el año que viene.
Saludos Abulenses
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