Una ventana abierta a la naturaleza a través de los ojos de lo me apasiona: las Aves.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

RECORDANDO EL DELTA

 Estamos en pleno paso postnupcial y este fin de semana pasado el foco ornitológico ha estado en el Delta del Ebro, donde se ha llevado a cabo un año más el Delta Birding Festival. Este año era una de las opciones de viaje pero al final no ha podido ser. Y como el paso de limis está siendo un poco soso en la provincia (el pasado domingo vieron un chorlito gris en Serones) y no he parado de ver publicaciones de amigos en El Delta voy a recordar lo que vivimos hace unos meses, en el prenupcial, en este paraíso peninsular.

Una de los habituales en nuestros humedales es el archibebe claro (Tringa nebularia) con su precioso pico largo y curvado de tono azulado con el plumaje pálido, entre gris y blanco, y las patas de un gris verdoso apagado. Cuando vuela sobresale una cuña blanca en el dorso que se une con la cola pálida.






Otro de los archibebes  regular, que incluso puede llegar a ser muy numeroso como en la pasada primavera) en algunas de nuestras zonas húmedas es el archibebe común (Tringa totanus). Se diferencia de su primo en que tiene el pico y las patas rojas delimitando un plumaje de tonos marrones y blancos. En vuelo luce unas preciosas bandas blancas en las alas  y una cuña blanca que le cubre el dorso.


El tercero de los archibebes que se puede ver en la provincia abulense, aunque es mucho más escaso que sus otros dos parientes, es el archibebe oscuro (Tringa erytrhopus). Este es el más espectacular de los tres pues en época de reproducción luce un precioso plumaje negro (que en estos ejemplares "tarraconenses" se ven) mientras que en invierno el blanco pasa a ser el protagonista de su atuendo. Todo ello con un largo y fino pico rojo. En vuelo luce un puro blanco en el dorso.






Pasamos de los archibebes a los andarríos. Éstos son los más comunes en lagunas y lavajos abulenses siendo el chico y el grande muy abundante desde finales de agosto (cuando las orillas se llenan de hypoleucos) hasta ahora cuando los ochropus se hacen numerosos. El tercero de ellos es regular pero en menor número y en el Delta pudimos disfrutar de él como pocas veces hacemos por aquí. El andarríos bastardo (Tringa glareola) llama la atención por su precioso plumaje moteado y por su ceja muy marcada.






Habituales en las orillas al lado de los andarríos están los correlimos. Hasta 6 especies podemos ver en territorio abulense siendo el más habitual el correlimos común (Calidris alpina). Estos pequeños limícolas (grandes al lado de su primo el menudo) tiene un plumaje pardo anaranjado, con un pico largo y curvado hacia abajo y una mancha negra en el vientre (siendo las tres variables en función de si es de la subespecie alpina, schinzii o arctica). 





El tridáctilo (Calidris alba) es con permiso del accidental gordo (Calidris canutus) el más escaso de los correlimos que vemos en los humedales abulenses. Lo contrario pasa en las zonas de costa donde, en cualquier playa los puedes ver corriendo entre las olas o volando al paso de algunos de los caminantes. En plumaje no reproductor es un aves muy blanca con tonos grises en las partes superiores mientras que en la época de reproducción el traje se torna de tonos anaranjados.









Vamos con otros de los limícolas abundantes en las pasos del interior. Tres son los chorlitejos que vemos por nuestras latitudes siendo el patinegro muy escaso en Ávila lo contrario que el abundante (y reproductor) chico. El tercero de ellos es un limi precioso con un pico ancho y naranja acabado en negro; unas patas naranjas, un collar negro bastante ancho y un dibujo cefálico  muy representativo.  Además el hecho de ver Chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) en nuestras lagunas suele ser sinónimo de algunos otros limícolas de interés.


                                        



Termino con el protagonista de la semana por nuestras zonas húmedas, en concreto de un embalse. El chorlito gris (Pluvialis spuatarola) es una ave escasa por aquí y es que este rechoncho limícola de tonos oscuros y grises con un robusto pico tiene 1-2 citas anuales en Ávila. Por ello es complicado disfrutar de su llamativa axila negra cuando vuela en nuestras salidas cercanas.





Y ahora a seguir limicolenado
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martes, 20 de septiembre de 2022

PUNTUALES A SU CITA

Durante las primeras semanas de septiembre cada que  tengo que moverme trato de pasar por el embalse de Fuentes Claras pues es momento de buscar a una viajeras que vienen de lejanas tierras escandinavas ( también cría en zonas del norte de América) y que ya he tenido suerte de ver varias veces en este punto cercano a la capital hasta el punto de citarlas dos veces mientras pasaba por el puente que lo cruza en coche.

El viernes pasado, tras una semana dura, decidí descansar un poco con Elia. Último vistazo al wassap para ver si había algo destacado cuando leí que Arón Blázquez estaba viendo dos pagazas piquirrojas (Sterna caspia) en el embalse de Fuentes Claras. Salto de la cama para avisar a Eneko y en dos minutos ya estamos en el coche preparados para acercarnos a ver si las vemos. No suelen aguantar mucho en nuestros embalses este ave costera y marina que viene desde tierras suecas (ya veréis porque afino tanto) y que en su viaje pasa por Ávila para alimentarse en alguno de nuestros embalses antes de seguir hacia Mali (aunque algunas se quedan en alguna costa ibérica) a pasar los meses fríos.

Al llegar a la zona donde Fuentes Claras y Cogotas se unen ya está por allí un amigo pajarero, Chema, y tras nosotros vienen Juanra, Miguel, Alfonso y Luis Jesús. Nos ponemos a buscar con el primero de los pajareros a dos kilómetros del inicio de Cogotas, nosotros a un kilómetro y el resto en la cola pero no hay suerte. Hasta que Chema avisa que suben hacia nosotros y podemos ver una de ella, pues la otra se queda a descansar en una piedra de la orilla. La vemos volar y hacer un par de picados mientras disfrutamos de su precioso pico rojo y su capirote negro. Una vez se va hacia abajo nosotros nos vamos (tenemos obligaciones) pero nuestros amigos las ven de nuevo a las dos y esta vez pueden ver que ambas están anilladas y que provienen de Suecia. Es una pasada disfrutar de un ave sabiendo que vienen desde miles de kilómetros, donde las tierras de hielo comienzan.





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Saludos abulenses

lunes, 12 de septiembre de 2022

ME ENCANTA EL PASO DE PAJARILLOS

 Pocas cosas me asombran tanto como una buena tarde de paso postnupcial en algún lugar de la provincia donde puedes ver decenas de pajarillos volando de un lado a otro. En los pasos migratorios cualquier zona propicia puede albergar paseriformes ya que hay especies que aparecen en cualquier lugar, pero hay sitios que son imanes para estos pequeñines. Y Campo Azálvaro es uno de esos lugares. Por allí he estado tres días en los pocos días que llevo tranquilo en Ávila y el movimiento de mosquiteros, papamoscas, escribanos o lavanderas está precioso.

Los árboles y arbustos que acompañan al río Voltoya a su paso por esta zona limítrofe entre nuestra provincia y la vecina Segovia sirve de parada obligada de repostaje para los diminutos Mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) que se mueven nerviosos entre sus ramas. Con algo de paciencia puedes observar los detalles que diferencian esta especie de sus primos. Destaca en primer lugar los tonos amarillos (que lo diferencian de los más ocres comunes), tras ello aparecen las patas claras que contrastan con las negras del común, por otro lado la ceja tan marcada y que se extiende por detrás del ojo (se queda a su altura en el ibérico) para terminar con la mayor proyección primaria que la de los otros dos (que le da un aspecto más alargado). Estos pequeñines de apenas 8 gramos pasan por la Península en su viaje  desde su área de distribución en el centro y norte de Europa (algunas parejas crían en el norte peninsular) hacía el África subsahariana.


















En las zonas herbáceas de las laderas de las Sierras de Malagón y Ojos Albos, que delimitan el valle que ha cincelado el Voltoya, aparece otra de las protagonistas del paso. Posada en los vallados de las fincas o en los tallos de las hierbas podemos descubrir a la tarabilla norteña (Saxicola rubetra). Este precioso paseriforme es muy abundante en estos momentos al punto de que un día pudimos ver hasta 8 ejemplares en 300 metros de carretera. Es otra especie, como su nombre dice, de áreas de reproducción del norte de la Península (aunque hay poblaciones más meridionales) y del continente que en estos momentos pasa por nuestra provincia en un viaje que la llevará junto al otro protagonista de la entrada.

De silueta parecida a su prima, la europea, destaca en su cabeza una bonita ceja blanca sobre tonos oscuros con el pecho rojizo y el dorso de un marrón moteado.






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