La migración, como ya os he dicho en otros momentos, es una maravilla. Quizá sea la que más me sorprende de la vida de las aves. Pensar que la pardela sombría que veo pasar frente a las costas gallegas estará en unos meses criando en Nueva Zelanda o que el charrán ártico que viene del ártico pasará unos meses en la zona antártica para regresar de nuevo al inicio.
Pero si algo me sorprende es pensar en como los pajarillos, de apenas 10 gramos, son capaces de cruzar medio mundo para llegar a nuestros campos cruzando muchos países, mares, costas o desiertos. La entrada de hoy tiene como protagonistas dos de éstos pequeñines llegados de dos zonas remotas de la Tierra.
El primero de ellos llega desde las zonas más septentrionales del Eurasia. El escribano nival (Plectrophenax nivalis) es un pajarillo con la silueta típica de los escribanos que luce unos colores pardo anaranjados en las partes superiores y blancos en las inferiores durante la época invernal, que es cuando llega a los prados de las rasas cantábricas. Cuando vuelan tienen unas llamativas bandas blancas en las alas y el obispillo que le delatan cuando se mueven de una zona a otra para buscar de nuevo las semillas de las que se alimentan.
Nosotros pudimos ver los dos ejemplares que están invernando en la Ojerada, en el Cabo de Ajo, bajo una lluvia constante que daba una imagen peculiar con el plumaje empapado. Eran muy confiados y desde que los vio Ángel no se movieron de su lugar a escasos metros de donde, con una sonrisa enorme en la boca, estábamos los siete abulenses llegados en migración a verlos.
El segundo llega desde Siberia en lo que, gracias a estudios que se han hecho con algunos ejemplares de Asturias o Galicia, es una ruta migratoria estable que trae individuos cada invierno a prados de la cornisa cantábrica. En este caso los prados que han elegido son los de Somoscueva, en Liencres. Es el más grande de los bisbitas que nos visitan. Dos ejemplares de bisbita de richard (Anthus richardi) se integraban con numerosos pratensis y se movían con ellos. Se delataban cuando el grupo volaba por su reclamo (parecido a un gorrión) y por su gran tamaño. Al posarse su pose erguida, sus partes inferiores blancas y lisas; y su mancha del cuello no dejaban lugar a dudas. A pesar de la lluvia Eneko les sacó algunas fotos.
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Saludos Abulenses