Acabadas las vacaciones volvemos a Ávila con muchos momentos inolvidables, con muchos lugares conocidos y con un montón de especies en la retina. Y con miles de fotos de todo lo visto así que poco a poco iremos sacando todo lo visto. Empiezo con una salida alpina de nuestro viaje cántabro. Todo viaje tiene algún lugar fetiche donde ir a ver pájaros, algunas especies que son ineludibles y un objetivo prioritario.
En nuestros días por Cantabria el objetivo era el gorrión alpino (Montifringilla nivalis). Se nos había escapado en una subida a Fuente Dé de hace un par de años y Eneko tenía ganas de ver este precioso paseriforme que cría en los prados de alta montaña de la Cordillera Cantábrica y el Pirineo. Este precioso pajarillo con unas llamativas alas de color marrón y blanco sobre un cuerpo y cabeza grises y pálidos es una se las joyas de la alta montaña y sabíamos que en el entorno de la estación de esquí de Alto Campoo había alguna pareja criando.
Llegamos pronto al lugar, espectacular a todas luces, para buscar si espectacular silueta donde, en vuelo, resaltan las franjas blancas de sus alas. En toda la subida nos acompañaron otros alpinos (que ahora veréis) pero los gorriones no se dejaban ver. Ya de vuelta, de una zona alta, salieron volando tres pajarillos llamativamente blancos que volaron sobre nosotros para posarse en unos cables de los remontes. No dudamos desde que aparecieron que allí estaban. De los cables bajaron al suelo y pudimos disfrutar de tres ejemplares nacidos este año de este bonito pajarillo. Y Eneko, tras la primera emoción, pudo sacarlos así de guapos.
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Otra especie alpina, a la que hay que subir a ver a mucha altura, que Eneko quería ver era el acentor alpino (Prunella collaris) ya que la anterior observación no la recordaba mucho. Éstos tardaron bastante menos que los anteriores en dejarse ver. A media subida, en el entorno de la parte superior del remonte, se alimentaban en el suelo tres ejemplares que se mostraban muy tranquilos. Volaban de un lado al otro del camino, de una roca a un prado, de ahí a un tejado o a una estructura de metal para finalmente posarse en una roca y mostrar su precioso plumaje rojizo en las partes inferiores y grises en las superiores.
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
La tercera alpina del día era la más abundante. Empezamos a verla desde el aparcamiento y no dejamos de verla en todo el recorrido. Principalmente se movían en los prados pero no dudaban en posarse en los vallados que acompañan al camino hasta la zona alta. El bisbita alpino (Anthus spinoletta) juega con su críptico plumaje (de tonos marrones y grises) para pasar desapercibido en el suelo dejando ver su bonita cola, con las plumas externas blancas, cuando vuela. En nada los veremos en humedales de baja altitud pero mientras tanto se mueve en las zonas encharcadas y praderías de la alta montaña.
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Vimos muchas aves más y nos hizo especial ilusión ver un pollo del año de Roquero rojo (Monticola saxatilis) que observaba desde lo alto de las rocas de este maravilloso lugar. con el que nos despedimos.
Foto: Eneko Leonor
Foto: Eneko Leonor
Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses