La invernada ya está aquí y el paso postnupcial ya ha quedado atrás. Pero en la retina nos quedan muchas imágenes de las maravillosas viajeras que han pasado por los humedales abulenses y vamos a dar un repaso a una de las familias más excepcionales que tenemos, y que nos tiene enamorados. Estas entradas las hacemos especialmente para nuestro amigo Juanra, un apasionado de los limícolas que nos ha contagiado esta pasión. Hoy tocan chorlitos y chorlitejos.
El primero de ellos es el chorlitejo grande (Charadrius hiaticula). Es el chorlitejo que de más lejos viene hasta nuestros campos ya que no se reproduce en la Península (lo hace en las zonas más al norte de Eurasia). Es un limícola pequeño pero robusto, con las patas anaranjadas y una cabeza voluminosa con un pico fuerte. En ésta época no luce los colores de su plumaje nupcial (con negro corporal y naranja en el pico) pero si que luce la frente y la ceja blancas, el píleo y las auriculares (de la mejilla) redondeada y un collar ancho. Cuando vuela luce una franja alar blanca. A este ejemplar lo pudimos ver en la laguna de San Bartolomé, en Maello.
Su primo, más habitual en nuestra provincia, luce en comparación con el grande una silueta más estilizada, un pico más fino, las patas amarillas y sobre todo un anillo ocular amarillo que le da un toque diferencial con el resto de chorlitejos. El chorlitejo chico (Charadrius dubius) es un ave muy común en ríos, graveras o humedales del interior peninsular donde recorre las orillas agachándose en busca de los invertebrados de los que se alimenta. En la provincia es una ave estival que se mueve en el invierno a algunos humedales costeros. Al contrario que el hiaticula cuando vuela no luce franja alar blanca. A estos ejemplares los pudimos ver en la laguna de San Bartolomé, en Maello.
El tercero de los chorlitejos habituales en la Península es el que luce las patas del color que le dan el nombre. Es ésta un limícola habitual en las costas y arenales de la Península y por ello sufre un gran declive por la presión humana en la época reproductora. En esta época el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) luce un plumaje marrón y blanco (sin el rojizo del reproductor) con las patas negras. Es una especie poco común en la provincia abulense y tuvimos que ir a verlos a la playa de los Lances (Tarifa) o al Delta del Ebro.
Terminado ya con los chorlitejos vamos con los chorlitos. Aunque la estrella de este postnupcial ha sido el chorlito dorado siberiano (Pluvialis fulva) que vimos en el césped del Delta, disfrutamos de otra especie en este mismo sitio que nos dio un gran alegrón. en este paraíso tarraconense, que redescubrimos con un montón de amigos, vimos un joven de chorlito carambolo (Eudromias morinellus) que descansaba en un campo donde la tierra se fundía con su plumaje. Únicamente destacaba su ceja blanca sobre el marrón del suelo. Se camuflaba tan bien que costaba verle cuando estaba parado y agachado para hacer frente al viento.
Saludos abulenses
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