Por fin han llegado las ansiadas vacaciones de invierno en el colegio después de un primer trimestre complicado que hemos sacado adelante de manera satisfactoria. Y estos días que vienen van a ser para descansar visto que este año no vamos a poder hacer muchas de esas cosa a las que estábamos acostumbrados en estas fechas. Lo que si que parece que vamos a tener, y ya hemos empezado, son jornadas de pajareo y de campo. De hecho ya llevamos dos jornadas completas de ello. Voy a contaros la primera de éstas con lo vivido en tierras salmantinas con un protagonista muy especial.
Hacía unos días, el 1-12, que Jorge Sereno había visto un Escribano Nival (Plectrophenas nivalis) en el entorno del monasterio de la Peña de Francia, en el sur de la provincia salmantina. Para mí no era una especie nueva pues hace un año pude disfrutar de un precioso grupo de este pajarillo venido del norte pero Eneko quería verle. Así que el miércoles, para estrenar nuestro período vacacional nos pudimos en marcha hacia este punto de la geografía charra. Antes de seguir he de agradecer a Miguel Rodríguez su información sobre la zona pues no la visitaba desde que era un niño y él me puso al día de esta cima. A las 11:30 estábamos en lo alto de la Peña de Francia con una niebla incipiente que amenazaba, como luego hizo, con abrazar el alto.
Teníamos varios puntos donde buscar pero antes de empezar con el nivalis, y tras dejar el coche en el aparcamiento, nos bajamos un poco para ver un grupo de cabras montesas que se alimentaba al lado de la carretera. No pasó un minuto cuando delante del grupo de montesas apareció nuestro objetivo del día. Con el corazón a mil y tras dar varios saltos de alegría y chocarnos las manos con efusividad nos acercamos poco a poco a él con la esperanza de no inquietarle y poder disfrutarle. y Así fue, se mantuvo tranquilo a la par que nosotros respetábamos su distancia de seguridad para deleitarnos con esta preciosidad de tonos blancos y anaranjados. Estuvimos un buen rato sentados mientras él se alimentaba sin alejarse demasiado hasta, que ya con la niebla bastante metida, lo dejamos en el mismo sitio.
El ejemplar que vais a disfrutar ahora es un macho con plumaje de invierno de la subespecie nominal de este pajarillo que cría en las zonas cercanas al ártico, tanto en montaña como en costas de Eurasia y América (existiendo varias subespecies) siendo un visitante invernal de la Península Ibérica. En este periodo es habitual en la costa cantábrica donde se veían grupos numerosos no hace mucho. En el interior es más escaso aunque hay citas todos los inviernos (en Ávila se vio un grupo el invierno pasado). En época de cría es inconfundible pues luce un blanco plumaje (níveo en el macho y algo más manchado en las hembras) con el ala de color negro. En este época luce tonos blanco-ocre siendo el de los adultos más blancos y más marrones en los ejemplares de primer invierno. Destaca en él su bonito pico amarillo
Disfrutad de él como hicimos nosotros, sobre todo Eneko.
Mucho ánimo a tod@s
Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses