RÉCORD DE CARETOS EN EL OSO

La invernada parece que viene potente y son muchas las aves que se están viendo por la Península. Por el norte se ha vuelto a ver uno de los búhos nivales (a ver si aguanta para devolverme la que me debe), hay un par de serretas medianas por Salamanca, una barnacla carinegra que se ha movido entre Villafáfila y La Nava, varios mérgulos por la costa cantábrica o un fulmar boreal en Euskadi.

En Ávila también hemos tenido nuestra buena ración de sorpresa y de paso de récord. A mediados de la semana pasada se vieron 4 ejemplares de Ánsar careto grande (Anser albifrons) en la laguna de El Oso. Ésta es una especie regular en el humedal morañego en pequeño número (no habíamos tenido más de 3 ejemplares) que nos alegra los inviernos a todos los pajareros abulenses. Entre los más numerosos ánsares comunes (ahora hay unos 600) llaman la atención por su menor tamaño y si nos fijamos en detalle veremos la placa blanca en la base del pico y la tripa con franjas negras de los adultos o el dorso marronáceo y la punta del pico negra de los ejemplares de primer invierno.

El jueves pasado fuimos a ver si veíamos al grupo de caretos que había subido a 14 ejemplares. Una vez allí, ya estaba Chema liado en el observatorio de la embotelladora (junto a otro pajarero) contando todo lo que había en la laguna (hasta 1300 grullas; buenos números de ánades rabudos, cercetas y cucharas; algún ánade friso y silbón, un precioso grupo de avutardas o los 3 zarapitos reales). Ya nos avisó de que había 19 ánsares caretos por allí y nos pusimos a buscarlos. Descubrimos un grupo de 12 individuos que se alimentaban junto a los comunes, pero antes de que localizásemos a todos salieron volando hacia los campos del camino del Cabizuela. Para allá nos fuimos y pudimos ver un grupo de 14 de ellos (2 adultos y 12 de primer invierno). Los dejamos allí y nos fuimos a buscar al resto a otro grupo de comunes y allí vimos los 5 restantes (3 adultos y dos primer invierno).

El Ánsar careto cría en latitudes altas de Asia, Europa y América viajando  a zonas de Europa central cuando el frío llega al ártico. Hace años era una especie muy escasa con pocos ejemplares inmersos en los bandos de ánsar común pero de un tiempo a esta parte aparece en números mayores en nuestros humedales y lo que pasó esta semana pasada lo corrobora cuando marcaron un récord en el paraíso del El Oso. A estos se les suman una quincena en Villafáfila o en la Nava.  Disfrutad de ellos este invierno.

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ESCRIBANO LAPÓN EN CABO DE PEÑAS

 Ya os contamos la locura que hicimos el domingo por tratar de ver el búho nival sin recompensa. Pero no volvimos con los ojos vacíos pues tras la desilusión de no ver al scandiacus nos la cambió un pequeño pajarillo venido del ártico. Sobre todo le alegró la tarde, y el viaje, a Eneko pues para el fue un bimbo. Escuchar salir de su boca "papá, con el lapón y con este sitio tan bonito ya ha merecido la pena el viaje a Cabo de Peñas" me alegró a mi la tarde tras la paliza que nos pegamos. 

El responsable de ello fue localizado hace unos días en la zona del Cabo donde ha estado el búho sedimentado unos días. Sabíamos que por allí estaba, pero fue gracias a unos pajareros catalanes con los que coincidimos en la búsqueda del deseado que supimos por donde se movía el pajarillo. En un descanso a los ojos en el control del saliente más observado nos acercamos a la zona donde se veía el escribano. En una primera pasada no lo relocalizamos pero cuando volvíamos del coche, de calentarnos un poco para secarnos, salió volando a nuestro paso para posarse entre la vegetación. Eneko se acercó un poco y nos señaló donde estaba, ya al descubierto, y allí pudimos disfrutarlo a placer pues era un ejemplar muy confiado y apenas se molestaba con nuestra presencia. 

Cuando ya desistimos del nival, y ya la tarde llegaba a su fin, volvimos a verlo ya de camino al coche. Hasta tal punto fue su predisposición a dejarse ver que se plantó en mitad del camino y allí le dejamos, con varios observadores a una distancia respetuosa mientras nosotros tuvimos que rodearlo para no molestarlo. 

El Escribano lapón (Calcarius lapponicus) es un pajarillo que en invierno luce un pico corto y amarillento con la punta negra, una línea pálida en lo alto el píleo, un dibujo facial precioso (con una especie de C que recorre las auriculares), un ancho panel castaño en las alas bordeado por dos franjas blancas, el obispillo pardo-grisáceo con estrías y la nuca de color castaño. Es un viajero que cría en el ártico escandinavo y ruso (Además de Norteamérica y Groenlandia) y que migra a zonas del centro de Europa en invierno legando alguno ejemplares a la costa cantábrica (regularmente pero en números bajos).

Ahora os dejo cone l responsable de que el bajón inicial del viaje cambiase y regresásemos a casa  con una sonrisa en la cara.

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A FALTA DEL BÚHO NIVAL NOS ALEGRÓ EL DORADO

 La noche del sábado al domingo se palpaba la locura. Llevaba unos días pensando en vivir una experiencia única y brutal en tierras asturianas. Desde el día 8 de este mes la comunidad pajarera de la Península estábamos excitados por al bombazo que hasta tierras cántabras asturianas nos ha traído este fin del otoño. Ese día pareció un búho nival (Bubo scandiacus) en la Virgen del Mar (Santander) que recogieron desnutrido y a los pocos días murió. Unos días después fotografiaron une hembra volando por Cabo de Peñas y un día después de éste se vio un macho joven de nuevo en el entorno de este Cabo asturiano. Con estas tres observaciones la hipótesis que desde el mundo ornitológico es que han llegado hasta aquí, muy lejos de sus zonas de invernada en el norte de Europa (los ejemplares del la zona ártica euroasiática) o en Estados Unidos y Canadá( los del ártico americano), asistidos en un barco que se encontraron en su migración. 

El fin de semana pasado no pudimos subir y éste pasado había alguna cosa que lo hacía difícil pero el domingo me levanté con la idea en la cabeza. Y cunado algo así se me mete entre ceja y ceja es complicado sacarlo.  Tras comentarlo con Juanra, decidimos ir a por el Twich nival. Llegamos a las 13:00 al cabo y al saliente donde se le llevaba viendo unos días y manos a la obra junto a un buen puñado de pajareros venidos de lejos (nos unimos a un grupo de barceloneses). Pero no era el día (además de ser un día desapacible por la lluvia) y no se vio en todos el día.  Nos movimos en algunos momentos para buscar por otras zonas y tratar así de relocalizar al más famoso de los pájaros ibéricos en estos momentos pero no pudo ser así y todos nos retiramos con la desilusión en el cuerpo. 

Pero las aves nunca defraudan y en las 4 horas que estuvimos por allí disfrutamos mucho de algunas otras aves. Un momento muy bonito fue cuando vimos como, cerca del edificio de telefónica, se posaba el grupo de Chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria) en el que contamos 46 ejemplares. Tras buscar un sitio para verlos (y tener que subir a Eneko a hombros para salvar la vegetación) estuvimos buen rato con estos viajeros de plumaje de oro.

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LA ESPECTACULAR MIGRACIÓN

 Esta semana los pajareros andamos nerviosos y excitados por la aparición, en Cantabria y Asturias, de 3 ejemplares de Búho nival (las tres primeras citas de la especie en la Península) que han disfrutado muchos amigos. Yo no he podido ir a ver al protagonista de este pasado fin de semana pero todo se andará si sigue por allí. Y con ello me ha hecho volver a detenerme en lo maravilloso que es la migración de las aves y el espectáculo que nos dan. Y más en un sitio como la Península, por donde pasa la ruta del Paleártico occidental , y por donde cruzan o llegan miles de aves en sus viajes desde tierras del norte y el centro de Europa. 

Las grullas comunes (Grus grus) son unas de los protagonistas de estos viajes cuando, a finales de verano inician de su viaje desde países como Alemania, Polonia, Suecia o República Checa de camino hacia zonas más meridionales. Hacen varias paradas en humedales propicios para poder recargar fuerzas y repostar como en Lac du Der o en Gallocanta antes de llegar a nuestros humedales,  donde algunas se quedarán el invierno algunas, y dar el último salto para llegar a Extremadura ya en el mes de noviembre, donde se pasarán los meses fríos. 

En nuestra provincia son dos los puntos donde podemos disfrutar de las damas grises cuando entran al dormidero. Hace unos días, cuando dábamos la bienvenida a las grullas en uno de estos puntos (el otro está en Rosarito) pudimos observar una de de las viajeras que nos da una información enorme sobre estos espectaculares desplazamientos. Descansando en el entorno de la Laguna de El Oso este adulto de Grulla que fue anillada (según los datos de su historial que tan amablemente me ha dejado ver Miguel Martín) con código de colores blanco-azul-azul en pata izquierda y blanco-azul-rojo en derecha. 

Gracias a este anillamiento podemos saber que fue marcada en el 2018 en la comarca de Brandenburgo, en Alemania, cuando era un pollo y aun no podía volar. Este año es el primero que se observa en la Península , y por tanto en la Laguna de El Oso, habiéndose visto fuera de su lugar de nacimiento en enero pasado, en el Valle del Loira. mientras  la primavera la pasa en la misma tierra que la vio nacer.  Quién sabe si seguirá con nosotros o marchará más al sur.

Disfrutad de las fotos que me ha dejado Juan Parra de esta preciosa viajera.

Foto: Juan Parra

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ZARAPITOS REALES POR EL OSO

Siguen llegando invernantes a nuestra provincia y esperamos que lleguen algunos más, con alguna sorpresa como los ánsares caretos que hoy Víctor Coello ha visto por la Moraña, . Ya vamos viendo por aquí como aumentan los ánsares comunes de la laguna de El Oso, ya se escuchan bisbitas pratenses por cualquier zona herbácea, ya vuelan los zorzales alirrojos por las laderas abulenses y ya aparecen los preciosos pinzones reales que están cruzando en buenos números por la Península.

Y ha sido estos días, en concreto el domingo, cuando ha vuelto a verse una especie que aunque de manera escasa suele pasarse por la laguna de El Oso de manera anual. Esa tarde María Mateos, vio al más grande de los limícolas que podemos ver en nuestras zonas húmedas y que tiene un pico curvo extraordinario. En los prados que rodean a la laguna se vieron, y hasta ayer seguían, tres ejemplares de Zarapito Real (Numenius arquata) llegados del norte y centro de Europa (quien sabe si serán de las escasas parejas que anidan en Terra Chá- Lugo) en su viaje migratorio para pasar el invierno en nuestra latitud, preferentemente en las costas cantábrica, atlántica y en menor medida en la mediterránea y humedales interiores. 

Juanra, Eneko y yo pudimos observarlos ayer, junto a otros pajareros, aunque en  principio no logramos relocalizarlos. Ya avanzada la tarde aparecieron en un prado lejano antes de volar a la zona central de la laguna donde descansaron, dejándonos disfrutar de sus tonos marrones y  de su curvado pico. Allí los dejamos con la esperanza de que se queden un tiempo con nosotros para poder disfrutarlos más ocasiones. 

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DISFRUTANDO DEL DUENDE DEL BOSQUE

Cuando eres una rapaz un bosque es uno de los lugares más complicados para volar ya que entre troncos, ramas y hojas la cosa se complica cuando tienes que perseguir a una presa. Pero esto no ocurre si eres una de las aves de presa más bonitas de nuestra avifauna: el Azor común (Accipiter  gentilis), Esta rapaz de mediano tamaño muy asociada a los bosques luce, cuando es adulto, un llamativo plumaje gris con el cuerpo recorrido por un precioso barreado  y un ojo rojo que se clava cuando mira a sus presas mientras las persigue entre los árboles.

Cuando es joven los tonos cambian y el marrón es el que  toma el protagonismo en el dorso mientras que pecho y tripa lucen un fondo rojizo con listas más oscuras. Y precisamente un joven pudimos ver hace un par de meses mientras paseábamos por el lugar más bonito del mundo, las Hoces del Duratón, cuando nos sobrevoló unos segundos antes de perderse por lo alto de los cortados. 

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SOTEÑOS POR OJOS ALBOS

 Estos días hay un ave que está centrando mis salidas. No he podido echar mucho tiempo pero si que he estado 4 días moviéndome por lugares donde se han visto en algún momento en esta parte final del paso postnupcial al mirlo capiblanco (Turdus torquatus) sin suerte por ahora. Aún así recorrer la Sierra de Ojos Albos, el Valle de Iruelas (Pozo de las nieves) y el puerto del Boquerón me ha dado buenas observaciones de otras aves que se mueven por estas zonas de media montaña de nuestra provincia.

Una de esas especies es la protagonista de la entrada de hoy y el lugar donde mejor pude disfrutar de ellos fue la Sierra de Ojos Albos. Recorrimos esta bonita, y cercana a la capital,  sierra desde el pueblo que le da nombre hasta el entorno de las pinturas rupestres de Peña Minguvela. Pudimos ver desde el más pequeño de los pajarillos europeos, el Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) al mayor de ellas , el buitre negro (Aegypius monachus) pasando por los numerosos mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), bisbitas pratenses (Anthus pratensis), escribanos montesinos (Emberiza cia), herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) o el gavilán (Accipiter nisus).

Entre ellos un grupo de preciosas pajarillos de tonos rojizo y amarillento de  cuerpo y  dorso, de gualda cabeza surcada por una línea negra y una garganta de ébano que cuando vuela muestra unas níveas plumas rectrices externas. Tienen una llamada muy característica que los delata cuando están metidos en los matorrales donde se resguardan de posibles peligros. Estos Escribanos soteños (Emberiza cirlus) dejaron por un momento el interior de las espinosas ramas para que los disfrutásemos mientras trataban de buscar lugar donde pasar la noche en las laderas de la sierra. Éste escribano es un ave frecuente y bien distribuida por la Península, donde es residente en multitud de bosques, realizando algunos movimientos cortos de carácter altitudinal durante el invierno.

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