La semana pasada vivimos una de esas tardes que da la laguna de El Oso en los días de paso. El martes por la mañana saltaba la sorpresa desde Directo Natura pues entre los postes de las cámaras nadaba una pareja de patos colorados (Netta ruffina). Es un pato poco habitual en nuestra provincia con un puñado de citas en Rosarito , charcas del Águila, río Adaja o el embalse de Cogotas así que era buena oportunidad para poder verlos de nuevo tras la pareja de la Pelmaza. Y por suerte esa misma tarde ya había decidido salir al campo con Eneko así que tras pasar por un par de lavajos llegamos a la laguna.
No tardamos nada en dar con la preciosa cabeza naranja con pico rojo del macho y la espectacular cabeza de dos colores de la hembra. Y no solo porque estaban en la misma zona donde por la mañana les captó la cámara sino porque allí estaban dos amigos (Chema y Cruz) que ya estaban disfrutando de estos maravillosos patos. Disfrutamos de ellos todo un buen rato hasta que otra especie captó nuestra atención y se convirtió en el objetivo de esa tarde. El pato colorado se reproduce en humedales mediterráneos, andaluces y manchegos realizando movimientos migratorios de corta distancia momento en el que llegan aves procedentes de Europa a invernar en las mismas zonas donde crían nuestros residentes
Pero la tarde dio un giro y otra especie pasó a llevarse nuestras miradas y las nuestras cámaras. El viernes anterior habíamos visto en un o de los campos que rodean a la laguna, inmerso en un grupo de chorlitos dorados europeos, un chorlito carambolo (Charadrius morinellus) en la que suponía la primera cita de la especie en el humedal. Un día después Víctor Coello vio de nuevo un ejemplar en Rasueros. Mi idea era que siendo mediados de marzo y en Ávila, era factible que fuese el mismo ejemplar que se había movido de lugar con lo que parecía que no seguía en el Oso (habían pasado varios pajareros sin suerte con él).
Pero los pajareros somos concienzudos y me puse a buscar algún grupo de apricaria en los campos hasta que di con uno de 15 ejemplares. Y fue Juanra el que vio al diferente. De nuevo saltaba a la vista su menor tamaño, su plumaje uniforme con tonos rojizos y su prominente ceja. De nuevo dábamos con el carambolo pero estaba muy lejos para poder documentar la observación así que, ya en compañía del pajarero local Aron, tratamos de acercarnos por uno de los pocos caminos que se pueden recorrer. Llegamos a un sitio donde creíamos que podríamos verlo más cerca y aunque aun estábamos lejos, pudimos verlo mucho mejor e incluso tirar alguna cutrefoto. Vimos con claridad los rasgos que nos ayudaron a identificarlo en la lejanía y disfrutamos de él a placer con la luz del atardecer morañego.
Este limícola es un caso especial entre ellos pues aunque tiene zonas de reproducción en zonas subárticas y en la tundra del norte de Europa, en la Península las pocas parejas que crían lo hacen en prados de alta montaña (por encima de 2000 metros). Pasa el invierno en el norte de Europa y en Oriente Medio con algunos grupos en el sureste ibérico. En los pasos se ven grandes grupos en la Submeseta sur. En nuestra provincia es un ave muy escaso con una cita documentada en el Calvitero y algunas otras históricas en el entorno de Madrigal.
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Saludos abulenses