Una ventana abierta a la naturaleza a través de los ojos de lo me apasiona: las Aves.

domingo, 30 de enero de 2022

POR EL ROSARITO

 El fin de semana pasado, antes de saber que a mediados de semana me llegaría el momento Omicron (que me tiene en casa hasta mediados de la que va a empezar) estuvimos por el el Valle del Tiètar  disfrutando de las grullas por la mañana y del resto de aves del lugar por la tarde.  Hasta Candeleda nos fuimos varios compañeros del GGLL de Seo Ávila para acompañar a la gente de este paraíso abulense tan diferente a lo que podemos ver en el entorno de la capital en el Festival de las Grullas. Estuvimos la mañana haciendo un taller de migración de las grullas y dando información de quienes somos y que hacemos.

Ya por la tarde fuimos a recorrer varios puntos del embalse del Rosarito y de la laguna de El Rincón. En este último enclave, que tiene una imagen impresionante con la Sierra de Gredos como telón de fondo, vimos a las protagonistas del día. En los encinares que rodean este pequeño embalse (donde vimos silbones europeos, cucharas europeos, cercetas comunes, ánades reales y dos gansos del Nilo) se alimentan las damas grises antes de volver al dormidero del embalse del Rosarito (el grueso en la parte toledana). Vimos pasar varios grupos por encima de nosotros  en los movimientos previos a la caída de la tarde.

                                       




Antes de ir a este pequeño humedal estuvimos por el enorme embalse del Rosarito, aunque eso sí, solo visitamos la parte abulense del mismo. Nos movimos por tres  sitios del mismo empezando por las Tejoneras (único observatorio del humedal), para pasar por el muro del embalse y terminar en el Mirlo Blanco. En el primer lugar no vimos mucho movimiento al margen de lo que se veía al fondo, cerca del muro, y mientras nos pasaban por encima buitres leonados, buitres negros y milanos, reclamaba la curruca cabecinegra,  nadaban algunos patos y remontaba el embalse alguna gaviota reidora, veíamos mucho movimiento en el final del embalse.

Hasta allí nos fuimos y pudimos ver un enorme grupo de cormoranes grandes (estimamos 1750 ejemplares) que se movían al unísono hasta que volaron a las playas toledanas. Con ellos volaban cerca de 80 gaviotas sombrías y una treintena de gaviotas reidoras. Más cerca de nosotros pudimos disfrutar de los crestados somormujos lavancos con varios ejemplares de primer invierno y un par de adultos con su plumaje de frío.

















Por la zona del Mirlo Blanco la cosa iba de patos y pajarillos. Allí pudimos ver más de un centenar del pato más elegante de los que invernan en nuestra provincia, el Ánade rabudo. Con ellos bastantes azulones, un grupo de cercetas comunes, tres silbones europeos y algún ánade friso. No faltaba la ración de gaviotas de ambas especies y las únicas limícolas del día (Andarríos grande, andarríos chico y archibebe claro). También escuchamos algunas grullas en los encinares cercanos.

Pero los que más nos hicieron disfrutar, y con los que echamos un buen rato, fueron los paseriformes que se movían en las orillas, prados y en los robles del bonito robledal de esa zona. Vimos un bonito grupo de gorrión moruno en unos arbustos; bisbitas pratenses y lavanderas blancas en las orillas o un buitrón en una zona de vegetación. Y en los robles decenas de agateadores europeos, trepadores azules, pinzones vulgares, carboneros comunes, mirlos comunes, un pinzón real, picogordo y así varias especies más. Y este bonito zorzal común (Turdus philomelos) que tuvo entretenido un largo rato a Eneko mientras buscaba una lombriz para alimentarse (el zorzal, no Eneko).









Para terminar el día, mientras buscábamos al elanio común en su zona habitual, una bala nos pasó por encima y se posó en una torre para acabar el día por todo lo alto (primera visión de Eneko del halcón peregrino posado). Una gran jornada con grandes amigos (Juanra, Juan, Miguel y Alfonso) y un buen puñado de especies en este bonito, y recomendable, lugar abulense.



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martes, 18 de enero de 2022

TIEMPOS DIFÍCILES EN LA ALGUNA DE EL OSO

Os he hablado muchísimas veces de la laguna de El Oso, un paraíso abulense que nos da alegrías ornitológicas constantes. Siempre os he contado cosas buenas, muy buenas o excepcionales de este humedal como las impresionantes entradas de las grullas en los atardeceres otoñales, los cientos de anátidas que nadan en sus aguas en invierno, los vuelos de las Águilas Imperiales Ibéricas sobre los pinares cercanos, las decenas de especies de limícolas que lo visitan en los pasos migratorios o el movimiento de pechiazules o escribanos palustres entre la vegetación palustre. Pero esta vez toca hablar de algo poco agradable.

Hace unas semanas en el lejano Valle de Jule, en Israel, apareció un brote e gripe aviar que acabó con varios miles de grullas (se habla de 7.000). Con el movimiento de las aves en esta época era previsible que este brote llegase a la Península. Y saltó hace un par de semanas en el Valle del Segre, en Lleida, donde murieron 4 cisnes y una cigüeña blanca. El 31 de diciembre se observó en la laguna de El Oso el cadáver de un ánsar común que ya puso en sobreaviso a los pajareros abulenses, algo que se fue complicando  con la aparición de varias aves más (algunos ánsares comunes más , una grulla y una garza). 

Por desgracias se ha confirmado el brote de gripe aviar (H5N1) de alta patogenicidad que afecta a las aves silvestres. En gran medida se ha podido seguir el avance del mismo y sus consecuencias por las emisiones de las cámaras de la laguna (publicadas en el canal de youtube Directo Natura), donde se han visto comportamientos extraños de ejemplares enfermos e incluso la muerte de algunos de ellos. Y todo ello lo he podido ver in situ, pues en una visita de hace unos días vi algún cadáver y algún ejemplar con comportamientos raros que hace pensar que tendremos más bajas en estos viajeros del norte de Europa.

Ante ello, desde aquí, quiero recomendar mucha precaución en el contacto con las aves evitando manipular o tocar aquellas que parezcan enfermas o con comportamientos extraños. También  informo de que se ha de llamar a alas autoridades en el caso de ver algún ave con indicios de estar enferma.

Espero que la situación no se agrave mucho y que las aves puedan salvar esta situación y que la laguna de El Oso siga siendo ese paraíso que tanto nos emociona. Así que vamos a terminar con unas imágenes de algunos bandos de los más sensibles a esta enfermedad.






Ánsares caretos grandes

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miércoles, 12 de enero de 2022

EL INVIERNO NOS TRAE COLIMBOS

 Que Santoña es un paraíso es algo innegable. Que cuando el invierno llega la zona se pone espectacular es algo constatable. Y en ese momento los más buscados, y deseados al menos por nosotros, son las aves marinas venidas desde tierras muy lejanas del norte. Muchos de ellos bajan a invernar a la costa cantábrica y algunas entran la bahía a cobijarse del oleaje y la mala mar que estos meses son frecuentes. Y para mi, personalmente, hay una familia que me apasiona en concreto.

Me encanta ver negrones comunes y especulados, me divierto mucho buscando al pato havelda mientras se zambulle, me vuelve loco encontrar el zampullín cuellirrojo entre las decenas de cuellinegros, me sorprende ver las cinco centenas de barnaclas carinegras y me frustra buscar, y no encontrar (aún) al somormujo cuellirrojo. Pero si hay una familia, la gaviidae,  que sobresale sobre todos ellos: son los colimbos.

Una visita a Santoña me garantiza disfrutar de estas aves buceadoras de silueta inconfundible. Tres son las especies que se pueden observar en el Parque y todas ellas las he podido ver en estos años que llevo visitando el lugar. Este año me hacía ilusión volver a verlos por un lado porque llevaba casi dos años sin verlo (debido a la pandemia) y por otro lado porque, como ya os he dicho, Eneko me acompañaba y tenía mucha ilusión por verlo. Es cierto que este año no se veían por la bahía dos de los colimbos (el chico y el ártico) confiaba en que el grande no fallaría. Y así fue, los dos "desaparecido" no los vimos pero nos hinchamos a ver al grande.

Comenzamos el día buscándolo en el espigón del puerto de Colindres, y a lo lejos pudimos ver un ejemplar con su enorme cabeza y su espectacular pico en forma de daga. Después volvimos a verlo desde Montehano, donde lo vimos algo más cerca pero aún no lo disfrutábamos a tope. Desde Arenilla y el puerto de nuevo vimos algún ejemplar pero de nuevo muy lejos. Pero fue llegar al canal de Hano, en la zona donde han instalado el observatorio) para buscar al osculado (que nos dio calabazas) cuando disfrutamos de ellos a tope. 

Buscando estaba al pato buceador cuando debajo de nosotros, pegados a la orilla había dos colimbos grandes (Gavia immer) afanados en pescar algunos de los peces con lo que nos deleitan cuando salen a la superficie y tratan de comérselo (en ocasiones enormes peces planos). Ajenos a nosotros se mantenían en esa misma zona buceando de vez en cuando para que Eneko quedase hipnotizado ("papa, se le ve bucear cuando se sumerge"). Mientras yo seguía buscando Eneko cogió las cámara y se puso a ello y el resultado lo vais a ver ahora. En cada visita de las 4 que hicimos en busca del clangula disfrutamos de ambos, e incluso de un ejemplar más que se les sumó.

El colimbo grande es un ave robusto de cuello grueso, cabeza potente y gran pico en forma de daga. Ahora en invierno luce un plumaje grisáceo por la parte de arriba y blanca por la de abajo, que apenas se ve cuando nadan,  luciendo un bonito collar incompleto  y una frente prominente. Es una especie que cría  en lagos de la tundra y de la taiga para elegir costas más al sur para pasar el invierno, momento en que llega alas costas ibéricas, preferentemente a la cantábrica, para que la disfrutemos nosotros, y en especial Eneko (esta vez compartimos fotos)















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domingo, 9 de enero de 2022

LOS BISBITAS PRATENSES NO SUELEN FALLAR

Este inicio del nuevo año nos ha devuelto al invierno. Y con la llegada de ambos llega el propósito del recién estrenado,  que no es otro  que disfrutar lo máximo posible del campo, y si es con la familia mejor que mejor. Y en estos primeros días varias han sido las salidas y en todas ellas he podido ver al protagonista de este entrada. Después del viaje a Santoña con la que cerramos el 2021 y de ir  a ver los ánsares caretos  de la laguna de El Oso de la primera del 2022 he podido subir a las Fuentes de Adaja, al cerro Pajarote, a una pimpollada que tenemos en el pueblo y a contar los milanos de un dormidero en el Valle Amblés.

En todas ellas he podido ver u oír a uno de los pajarillo más numerosos en los inviernos abulenses. Es un críptico paseriforme que se detecta antes por su canto que por poder ver su cuerpo de tonos ocres con una llamativa cola larga con las plumas externas de un blanco níveo. Al bisbita pratense (Anthus pratensis) se le pude ver en las orillas de las lagunas y lavajos de la Moraña, se le puede detectar en los prados de media montaña de la Serrota, se le puede escuchar en los parques de la capital o se le puede identificar en los campos de cultivo que jalonan al Adaja. 

Este pequeñín cría en el norte y el centro de Europa con algunas citas en algunos puntos del norte peninsular. En invierno se produce la llegada de muchas aves a nuestro territorio para pasar los mese más fríos antes de regresar. Es en esos momentos cuando podemos deleitarnos con estas viajeras con sus poco llamativos colores pero que a mi me parecen espectaculares. A este precioso ejemplar lo pudo fotografiar Eneko en nuestro viaje cántabro, donde también abunda.










Mucho ánimo a  tod@s

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