Que Santoña es un paraíso es algo innegable. Que cuando el invierno llega la zona se pone espectacular es algo constatable. Y en ese momento los más buscados, y deseados al menos por nosotros, son las aves marinas venidas desde tierras muy lejanas del norte. Muchos de ellos bajan a invernar a la costa cantábrica y algunas entran la bahía a cobijarse del oleaje y la mala mar que estos meses son frecuentes. Y para mi, personalmente, hay una familia que me apasiona en concreto.
Me encanta ver negrones comunes y especulados, me divierto mucho buscando al pato havelda mientras se zambulle, me vuelve loco encontrar el zampullín cuellirrojo entre las decenas de cuellinegros, me sorprende ver las cinco centenas de barnaclas carinegras y me frustra buscar, y no encontrar (aún) al somormujo cuellirrojo. Pero si hay una familia, la gaviidae, que sobresale sobre todos ellos: son los colimbos.
Una visita a Santoña me garantiza disfrutar de estas aves buceadoras de silueta inconfundible. Tres son las especies que se pueden observar en el Parque y todas ellas las he podido ver en estos años que llevo visitando el lugar. Este año me hacía ilusión volver a verlos por un lado porque llevaba casi dos años sin verlo (debido a la pandemia) y por otro lado porque, como ya os he dicho, Eneko me acompañaba y tenía mucha ilusión por verlo. Es cierto que este año no se veían por la bahía dos de los colimbos (el chico y el ártico) confiaba en que el grande no fallaría. Y así fue, los dos "desaparecido" no los vimos pero nos hinchamos a ver al grande.
Comenzamos el día buscándolo en el espigón del puerto de Colindres, y a lo lejos pudimos ver un ejemplar con su enorme cabeza y su espectacular pico en forma de daga. Después volvimos a verlo desde Montehano, donde lo vimos algo más cerca pero aún no lo disfrutábamos a tope. Desde Arenilla y el puerto de nuevo vimos algún ejemplar pero de nuevo muy lejos. Pero fue llegar al canal de Hano, en la zona donde han instalado el observatorio) para buscar al osculado (que nos dio calabazas) cuando disfrutamos de ellos a tope.
Buscando estaba al pato buceador cuando debajo de nosotros, pegados a la orilla había dos colimbos grandes (Gavia immer) afanados en pescar algunos de los peces con lo que nos deleitan cuando salen a la superficie y tratan de comérselo (en ocasiones enormes peces planos). Ajenos a nosotros se mantenían en esa misma zona buceando de vez en cuando para que Eneko quedase hipnotizado ("papa, se le ve bucear cuando se sumerge"). Mientras yo seguía buscando Eneko cogió las cámara y se puso a ello y el resultado lo vais a ver ahora. En cada visita de las 4 que hicimos en busca del clangula disfrutamos de ambos, e incluso de un ejemplar más que se les sumó.
El colimbo grande es un ave robusto de cuello grueso, cabeza potente y gran pico en forma de daga. Ahora en invierno luce un plumaje grisáceo por la parte de arriba y blanca por la de abajo, que apenas se ve cuando nadan, luciendo un bonito collar incompleto y una frente prominente. Es una especie que cría en lagos de la tundra y de la taiga para elegir costas más al sur para pasar el invierno, momento en que llega alas costas ibéricas, preferentemente a la cantábrica, para que la disfrutemos nosotros, y en especial Eneko (esta vez compartimos fotos)
Mucho ánimo a tod@s
Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses
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