Una ventana abierta a la naturaleza a través de los ojos de lo me apasiona: las Aves.

martes, 24 de septiembre de 2024

EL FULVA DEL CESPED

Sin palabras. Así nos ha dejado nuestra visita al Delta del Ebro del pasado fin de semana. Aprovechando la celebración del Delta Birding Festival en este auténtico paraíso para las aves y los pajareros, un pequeño grupo de apasionados por las aves abulenses y un segoviano (Juanra, Miguel, Edu, Eneko y yo) nos fuimos a disfrutar. Y lo que hemos vivido nos ha dejado sin palabras que lo puedan describir. Os contaré algunas de ellas pero hoy vamos con uno de los protagonistas de estos días. Agradecer a Marcel y a todos los amigos con los que coincidimos por su info.

Es un visitante habitual de esta flecha de tierra que trata de entrar en el Mediterráneo cuando el Ebro toca las aguas de ese mar. Y dentro del sinfín de lagunas, canales, arrozales o playas que forman el Delta ha elegido un lugar muy peculiar, al menos para mí. Desde 2013 lleva viéndose un chorlito dorado siberiano (Pluvialis fulva) en el "césped". Este lugar es una finca donde se cultiva el césped para los campos de futbol y sobre el verde es donde se ve año a año (en otoño e invierno), a este viajero que unos meses antes estaba en latitudes muy altas de Siberia y el oeste de Alaska.

Comparado con el dorado europeo (Pluvialis apricaria) el fulva es más pequeño y estilizado. Llaman mucho la atención sus patas, más largas que su otro primo dorado americano (Pluvialis dominica), y sus largas plumas terciarias que llegan cerca de la cola y que dejan al descubierto una menor proyección primaria. En plumaje nupcial luce los flancos mas oscuros que los del apricaria (blancos) y menos que en el dominica (completamente negros), además de coincidir con   este último en el underwind oscuro y la popa negra.

Tras buscarlo el primer día en la zona del Serrallo el sábado nos fuimos a la finca Dacsa (el césped) para ver si lo veíamos bajo la lluvia. Tuvimos unos minutos para detectarlo e identificarlo antes de que las nubes soltasen el agua que llevaban y nos hiciese marcharnos. Pero somos difíciles de disuadir (cabezotas es más preciso)  y el domingo antes de regresar para Ávila, pasamos de nuevo por allí. Pudimos disfrutar junto a un buen puñado de amigos de este migrante asiático en todo su esplendor pues la mañana acompañaba y el chorlito se mantuvo muy cerca del camino donde nos situamos. Allí le dejamos mientras nosotros volvíamos con una sonrisa en la cara por el momento vivido.







Gracias por seguir el blog

Saludos Abulenses

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