Durante el paso postnupcial muchas han sido las visitas que he hecho a dos humedales que nos han dado muchas alegrías, la laguna de Tolbaños y las de San Bartolomé. La mayoría del tiempo de esas visitas se lo han llevado las aves acuáticas que en ambos sitios llenaban la lámina. Allí hemos visto aves tan escasas como los moritos, porrones europeos o la focha moruna, otras muy numerosas como la Focha Común y los Zampullines Chicos, algunos limis como Andarríos Grandes o Chorlitejos Chicos y algunas anátidas como Cercetas Comunes o Ánades Rabudos.
Todo ello bajo la atenta mirada de la reina de los cielos de la Península. Es cierto que no es la más grande de las rapaces ni la más poderosa pero si que tiene algo muy especial y es que es un ave emblemática y única de la península. Este precios adulto de Águila Imperial Iberica (Aquila adalberti) nos observaba desde su atalaya mientras se preparaba para recorrer las llanuras abulenses. Además otros dos adultos pasaron sobre mi cabeza mientras chillaban en el silencio de una tarde castellana.
Sobran las palabras cuando podemos disfrutar de su preciosa cabeza de color oro y sus hombros blancos.
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