El invierno va llegando a su fin y las aves que han pasado estos fríos meses entre nosotros sienten la necesidad de volver a sus lugares de cría. Es increíble como , llegado el momento, hay una pulsación interna que les hace regresar a las zonas más septentrionales de Europa con premura para iniciar una nueva época de cría que traiga nuevos individuos a la población de la especie.
Y una de las especies que ha aprovechado los días de anticiclón de estas dos últimas semanas han sido las damas grises. Miles de Grullas Comunes (Grus grus) han dejado atrás las tierras extremeñas, manchegas o abulenses para, tras descansar en lugares como Gallocanta o Sotonera y atravesar los Pirineos por Navarra o la pegadas a la costa catalana, llegar a tierras francesas en su periplo hacia las zonas pantanosas de Alemania, Polonia o Republica checa donde nacerán las nuevas grullas que acompañarán a sus padres el otoño que viene.
Este invierno cerca de 260.000 grullas comunes han arribado a la Península (la mayoría a Extremadura). En la provincia hay dos sitios de invernada de la especie donde cada tarde dan un espectáculo irrepetible y que echaré de menos hasta que el trompeteo vuelva a romper las tardes de otoño morañegas. En la laguna de El Oso un pequeño grupo ha pasado los días más cortos del año mientras que otro lo ha hecho en el embalse del Rosarito. Y de este último rincón del Tietar son las fotos que ahora vamos a ver para despedirnos de ellas hasta dentro de unos meses.
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