Como ya os he dicho en otras ocasiones os he dicho los pasos migratorios son los momentos más bonitos y estresantes de la vida del pajarero pues hay días de movimientos brutales de aves llegando a nuestras campos, humedales o bosques cientos de aves llegados de lejanas tierras en busca de sus zonas de invernada. En mi caso el paso de limícolas es el que más me gusta pues es éste un grupo de aves que me apasiona ero un buen día de paso de paseriformes nada tiene que envidiar al resto.
Vamos con algunos de estos pequeñines que hacen unos espectaculares viajes desde cualquier punto de la geografía europea hasta tierras africanas con sus apenas 10 gramos de peso saltando barreras tan difíciles como el Estrecho o el desierto. Empezaré con un precioso pajarillo colores rojos y un bonito dibujo cefálico. Es primo de nuestro residente colirrojo tizón pero este llega hasta la provincia desde las campiñas del norte. Es uno de los que más nos gusta ver pues a diferencia de los que vendrán más adelante no se ve en grandes números en nuestra longitud. El colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) suele posarse en una rama de arbusto para mover nerviosamente su cola de un anaranjado vivo antes de lanzarse al suelo en busca de insectos que le den fuerza para seguir su camino.
La segunda es una preciosa tarabilla que llega en masa en algunos momentos a nuestra provincia. Hay lugares donde se pueden ver por decenas como Campo Azalvaro o el Oso. Allí coincide, como pasó antes, con su prima residente europea. Destaca en la tarabilla norteña (Saxicola rubetra) una llamativa ceja blanca cuando se posa sobre los vallados o algún tallo desde el que atisba el suelo donde no dudará en caer para volver a su posadero.
Si hay una especie del que es característico el vuelo repetitivo es el papamoscas gris (Muscicapa striata). Es muy característico verlo posado en una rama para salir volando a por algún insecto volador para volar a la misma rama a esperar el siguiente momento de vuelo. Es un pajarillo de tonos grises donde destaca el rayado del pecho y sobre todo del píleo.
Si ha habido un pajarillo omnipresente en ese paso, además del primo del anterior (papamoscas cerrojillo) ha sido el mosquitero alargado (gracias a su proyección primaria) de patas claras, ceja marcada y tonos amarillos. A principios de septiembre te movieses por donde lo hicieses te topabas con decenas de mosquiteros musicales (Phylloscopus ttrochilus) volando entre los árboles o arbustos en busca de los mosquitos que le dan nombre.
Termino con mi debilidad. Es momento de disfrutar del pajarillo de los piornos, del pajarillo de pecho azul, del sonido de la montañas abulenses. Es ahora tiempo de ver al Ruiseñor pechiazul (Luscinia svecica) en la vegetación palustre de la laguna de El Oso. Es un emblema de nuestras sierras y tras disfrutarlo en la altura ahora lo vemos en zonas bajas en sus movimientos hacia humedales costeros donde pasar el frío. Pudimos ver dos ejemplares y uno de ellos, de primer invierno, nos mostró su preciosa silueta con cola rojiza levantada y su precioso pecho.
Gracias por seguir el blog
Saludos abulenses
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