Viaje a Euskadi pasado por aire y agua el que hemos tenido este pasado puente. Donosti nos recibió con un poquito de niebla el jueves y nos despedimos de ella después de que tres días de lluvia y aire sin descanso. Eso si, hemos disfrutado mucho de una maravillosa ciudad y de una provincia muy bonita. Como objetivo pajarero del viaje teníamos conocer Plaiaundi (uno de los paraísos pajareros de la Península), intentar dos especies en ese lugar (nos falló la gaviota de Bonaparte) y, con el temporal que venía, ir al Cabo de Higer a ver paso de marinas. Pero la sorpresa nos la dio una gaviota y de la manera más inolvidable. Tenemos que agradecer a nuestros amigos Héctor y David su ayuda para disfrutar del pajareo vasco.
Llegamos a Plaiaundi y nada más pisar el campo empezó a llover sin parar. Apenas nos daba tregua para poder mirar tanto las lagunas dulces que rodean el campo de rugby como la zona de intermareal. En esta última zona pusimos nuestros esfuerzos en busca de gaviotas. Muchas reidoras y cabecinegras con algunas sombrías y patiamarillas llenaban el lugar. Entre ellas me llamó la atención una gaviota de tamaño mediano con el manto gris claro. Una mirada a su cabeza me aceleró el corazón. Una cabeza rayada, un ojo pálido y el pico amarillo con una marca negra. Saltos de alegría y nerviosismo porque Eneko estaba en otro sitio con la cámara y yo tenía una gaviota de Delaware (Larus delawarensis) adulta delante mío. Cuando llegó Eneko la lluvia se habría puesto dura y el grupo de gaviotas de había ido volando.
Sensación de frustración mientras nos resguardábamos de nuevo. Menos mal que el grupo volvió y logramos relocalizarla en vuelo mientras se acercaba para posarse en el mismo lugar y ahora si, pude fotografiarla mientras se acicalaba.
Gracias por seguir el blog
Saludos abulenses
good
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