Esta entrada está dedicada a dos especies que en breve nos dejarán. Se irán hacía tierras más cálidas a pasar el invierno y si todo va bien, regresar el año que viene a criar entre nosotros. El título hace referencia a la dificultad que supone verlas. Su canto es característico y fácil de escuchar y de reconocer pero si al buscarlas la cosa cambia.
La primera de ellas suele estar en los arbustos y matorrales, moviéndose entre las ramas. Es la de mayor tamaño entre su familia y recibe su nombre de la similitud de su canto con el habitual mirlo común. Lo más característico es su precioso ojo amarillo. Me refiero a la Curruca Mirlona. A ésta la pillé en la ribera del río Voltoya cerca del pantano.
La segunda tiene un canto inconfundible, lo mismo que pasa con su plumaje. Es fácil pensar "como no voy a ver un pájaro de color amarillo en esta vegetación de ribera", pero cuando te pones a buscar a la Oropéndola te das cuenta de lo bien que se "esconde" entre las hojas de algún chopo. Sólo en sus movimientos entre árboles deja ver su precioso colorido. A ésta la pillé en el río Alberche a su paso por la presa de Picadas, cerca de Aldea del Fresno.
El Voltoya y el Alberche. Dos ríos que pasan por la provincia de Ávila para abandonarla en su viaje al mar. Y dos ríos que comparten habitantes. Sobrevuelan ambos los Buitres Leonados y algún Águila Real, surcan sus cortados Aviones Roqueros y Golondrinas Daúricas, los abejarucos y Tarabillas Comunes se perchan en sus arbustos y los Escribanos Montesinos se aferran a las rocas que los flanquean
Aviones Roqueros
Abejaruco
Abejaruco
Tarabilla Común
Escribano Montesino
Escribano Montesino
Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses
Preciosa la Curruca mirlona, yo todavía no la he visto.
ResponderEliminarSaludos desde León
Muchas gracias.
EliminarTengo al suerte de tener varios sitios cerca de Ávila donde se ve con facilidad. Ya sabes, si quieres verla....
Saludos abulenses para los tres