Que la laguna de El Oso es un paraíso ya os lo he contado varias veces y que es un lugar que nunca defrauda es algo patente. Y ahora es uno de esos momentos donde una visita al humedal nos da imágenes imborrables. Esta semana he hecho un par de visitas para ver como va la llegada de las grullas y de gansos. Pero lo que voy a contaros ahora sucedió hace una semana, el viernes pasado.
Esa tarde, tras haber visto la primera grulla común del otoño unos días antes nos acercamos Juanra, Eneko y yo a la laguna a ver si veíamos alguna dama gris llegada del norte de Europa. No logramos ver ninguna en el rato en que estuvimos allí (aunque nos fuimos un poco antes de anochecer) pero no nos fuimos de vacío. Cuando la tarde estaba cayendo me percaté que sobre un campo cercano se había arremolinado un grupo de rapaces entre los que veía algún aguilucho. El número sobrepasaba la decena con lo que salí del observatorio para observar con más claridad quienes volaban. Pegados al campo volaban varios Aguiluchos Laguneros (Circus aeruginosus) y Aguiluchos Pálidos (Circus cyaneus). Pero la sorpresa estaba algo más alta pues pudimos ver 5 Búhos Campestres volando en círculo antes de alejarse y posarse en unos campos lejanos. Como ya os dije hace un tiempo es una especie muy especial para mi (pues me costó un tiempo ver el primero de ellos) y una de las que más le gustan a Eneko así que poder verla en el Oso y encima en ese número nos hizo especial ilusión y pasó por alto el no haber visto ninguna grulla esa tarde.
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