Unos días de descanso en tierras almerienses y he cargado pilas después de unos meses con mucho trabajo así que vuelvo con fuerza renovada para afrontar lo que me toque, blog incluido. No he estado por tierras abulenses pero las aves no han dejado de llegar y hemos tenido por aquí un porrón moñudo que vio Nayib y un extraordinario escribano nival en las Navas del Marqués que estamos tratando de relocalizar.
En mi viaje por tierras andaluzas no he dejado las aves y he tenido varias salidas a ver algunas de las maravillas de esta zona del extremo sureste de la Península de paisaje salido de otro planeta. Varios eran los enclaves que queríamos visitar y aquí haré un paréntesis para dar las gracias a David por su gran ayuda a conocer el Cabo de Gata y algunos enclaves que os contaré más adelante. Pero entre todo lo que me apetecía ver había una especie que se llevó todos los esfuerzos primeros pues quería verla por primera vez en uno de los pocos puntos donde se puede ver dentro de nuestro territorio.
Un primer intento me llevó al entorno de las salinas del Cabo, en la zona de dunas que se sitúa entre estas balsas de aprovechamiento y la playa. Fue poco tiempo pero no sirvió para hacernos una idea de donde buscar y tratar de ver al trompetero. El segundo intento fue el que nos dio una de las mayores alegrías ornitológicas que me he llevado en los últimos tiempos hasta el punto de la lágrima estuvo a punto de caer. Buscábamos entre los grupos de paseriformes que se escondían en la vegetación dunar donde vimos verderones comunes, cogujadas montesinas y bisbitas pratenses. Pero en los primeros momentos no logramos ver el tono rojizo del plumaje del más deseado.
Nos movimos a otro punto de la larga barra donde buscábamos y en cuanto paré el coche, el corazón me dio un vuelco pues logré ver a dos de los camachuelos trompeteros (Bucanetes githagineus) que deseaba ver. No había dudas pues además del tono rojizo llamaba la atención su enorme pico y la cabeza robusta. Tras los dos primeros empezaron a aparecer más ejemplares hasta un total de 11 en esa misma zona, que usaban las empalizadas para posarse y dejarse ver en todo su esplendor . Se movieron cerca del observatorio y siguieron con su tarea de buscar grano que llevarse a su gran pico. Un rato después y ya en otro punto de la zona pudimos ver otros 3 para un total de 14 aves. Y no fue la única observación pues hasta en otros dos días del viaje pudimos verlos, ya en otro sitio.
El camachuelo trompetero es un ave muy extendido en el norte de de África y Asia. En el continente europeo solo se puede ver en Canarias, Turquia o en unas pocas zonas del sureste ibérico. En época de cría se refugia en las ramblas escarpadas de este entorno árido pero ahora, en invernada, hace pequeños movimientos a enclaves cercanos a la costa. Y es ahí donde pudimos verlos Eneko, Elia y yo (Elia estaba a los flamencos). Disfrutad de ellos.
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