Como ya veis en las últimas entradas, sobre gaviotas anda el otoño e invierno. Los láridos son un mundo maravilloso a la par que difícil, pues este grupo de aves es uno de los que más quebraderos de cabeza nos da y eso engrandece la pasión por ellas. Los viajes que hemos hecho a tierras vascas, a primeros de diciembre, y a Galicia a principios de enero se han centrado en el gavioteo y se ha continuado ya en Ávila, pues el fin de semana pasado nos fuimos a ver gaviotas al valle del Tiétar.
Voy con uno de los días pasados en Gipuzkoa. Esos días estuvimos inmersos en un temporal de viento y lluvia que se mantuvo durante los cuatro días que estuvimos por tierras vascas. Y cuando durante en invierno los vientos de noroeste pegan con fuerza hay una especie de gaviota que que se deja ver cerca de la costa e incluso dentro de los puertos y las bahías. En mi cabeza ya estaba intentar ver alguna de las gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) que esos días se verían arrastradas por los fuertes vientos hacia tierra más cuando Eneko no la había visto nunca.
Elegimos un día perfecto para ver aves desde Cabo (lo que cualquier mortal catalogaría como un día horrible), elegimos el Cabo de Higer, en Hondarribi, y elegimos la compañía de algunos pajareros locales entre ellos nuestro amigo David Santamaría (al que agradecemos encarecidamente su ayuda). La mañana anduvo entre alcatraces, págalos grandes, paiños de Leach (boreal) o un solitario negrón especulado pero sobre todo lo hizo con un gran número de gaviotas tridáctilas que volaban sobre las olas que el viento generaba. Una tras otra Eneko disfrutaba de ellas pero su momento culmen del día llegó con un frailecillo que logró identificar.
Pero las tridáctilas seguían en su objetivo y al marchar nos acercamos al puerto de Hondarribi donde este primer invierno nos deleitó a escasos metros. Es esta gaviota un invernante de alta mar desde donde llega de sus colonias de cría de las costas del hemisferio siendo las más cercanas las de Reino Unido, Escandinavia o Islandia. Lejos quedan los años en los que hay algunas colonias de reproducción en costas gallegas pero, desde 2017, no se han vuelto a ver parejas reproductoras en las paredes de las Sisargas o el Cabo Vilán. En invierno la especie se mueve hasta aguas pelágicas del Atlántico, Cantábrico y en menor medida , el Mediterráneo.
Ahora a disfrutar de las fotos de Eneko.
La nómina de gaviotas fue grande en este viaje y de gran calidad. A la gaviota de Delaware que ya os conté antes, y a la tridáctila de la que acabamos de disfrutar, se le sumaron otras como la siguiente. Es otro de los láridos con los que soñamos cuando nos encontramos con grupos de gaviotas en los arenales o en el agua. Llegadas de sus zonas de cría cercanas al Mar Caspio, norte del Mar Negro o sur de Kazajistán llega a nuestras costas, cada vez con más regularidad las patilargas y "picofinas" gaviotas del Caspio (Larus cachinnans). Es una especie muy similar a las gaviota patiamarilla y argentea (hasta no hace mucho las tres se incluían en una sola especie) de las que se diferencia por alagunas características sutiles. En nuestro caso vimos un ejemplar de primer invierno en el que destacaba su cabeza blanca y su pico carente de ángulo gonial (en la mandíbula inferior).
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