Una ventana abierta a la naturaleza a través de los ojos de lo me apasiona: las Aves.

lunes, 24 de febrero de 2025

VA LLEGANDO LA DESPEDIDA

Empieza la despedida. Febrero es el mes en el que las damas grises, que nos han acompañado desde octubre,  dejan sus cuarteles de invernada y emprenden el viaje de vuelta (o de ida) a sus zonas de reproducción. Los cielos ibéricos se llenan en estos días de bandos de grullas (Grus grus) en su viaje al norte dejando la estampa de enormes uves formada por siluetas de largos cuellos y patas extendidas.

Nos toca echarlas de menos durante unos meses en los que las parejas de estas preciosas zancudas buscarán zonas pantanosas de Alemania, Polonia, Estonia o Suecia para sumar nuevas piezas en las bandadas que retornarán a finales de año. Esto ya se nota en la laguna de El oso, donde sus efectivos han descendido hasta números residuales de las alrededor de 1.300 que han pasado su invernada en nuestro paraíso abulense.

Es momento ahora de parada y alimentación en lugares fundamentales para ellas como la laguna de Gallocanta, en Zaragoza, donde decenas de miles de ellas cogen fuerza para pasar los Pirineos. A partir de ahora nos tocará recordar los momentos vividas junto a ellas en estos meses, como el día que vimos la primera de las grullas llegada a Ávila, la mañana  en que leímos las primeras anillas o los atardeceres en los que cientos de ellas llegan a la laguna. 

Algo inolvidable, año tras año, es la observación de las grullas que invernan en el Valle del Tiétar con la Sierra de Gredos como telón de fondo. Si la entrada a la laguna de El Oso es incomparable al atardecer poder ver alguna familia, o pequeños grupos, entre las encinas de la zona de la laguna del Rincón con las enormes cumbres de la Sierra más emblemática como decorado.  Empieza el momento de echarlas de menos con la ilusión de volverlas a ver.















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martes, 18 de febrero de 2025

DESDE ESCANDINAVIA Y SIBERIA A LOS PRADOS CÁNTABROS

La migración, como ya os he dicho en otros momentos, es una maravilla. Quizá sea la que más me sorprende de la vida de las aves. Pensar que la pardela sombría que veo pasar frente a las costas gallegas estará en unos meses criando en Nueva Zelanda o que el charrán ártico que viene del ártico pasará unos meses en la zona antártica para regresar de nuevo al inicio. 

Pero si algo me sorprende es pensar en como los pajarillos, de apenas 10 gramos, son capaces de cruzar medio mundo para llegar a nuestros campos cruzando muchos países, mares, costas o desiertos. La entrada de hoy tiene como protagonistas dos de éstos pequeñines llegados de dos zonas remotas de la Tierra. 

El primero de ellos llega desde las zonas más septentrionales del Eurasia. El escribano nival (Plectrophenax nivalis) es un pajarillo con la silueta típica de los escribanos que luce unos colores pardo anaranjados en las partes superiores y blancos en las inferiores durante la época invernal, que es cuando llega a los prados de las rasas cantábricas. Cuando vuelan tienen unas llamativas bandas blancas en las alas y el obispillo que le delatan cuando se mueven de una zona a otra para buscar de nuevo las semillas de las que se alimentan.

Nosotros pudimos ver los dos ejemplares que están invernando en la Ojerada, en el Cabo de Ajo,  bajo una lluvia constante que daba una imagen peculiar con el plumaje empapado. Eran muy confiados y desde que los vio Ángel no se movieron de su lugar a escasos metros de donde, con una sonrisa enorme en la boca, estábamos los siete abulenses llegados en migración a verlos. 







El segundo llega desde Siberia en lo que, gracias a estudios que se han hecho con algunos ejemplares de Asturias o Galicia, es una ruta migratoria estable que trae individuos cada invierno a prados de la cornisa cantábrica. En este caso los prados que han elegido son los de Somoscueva, en Liencres. Es el más grande de los bisbitas que nos visitan. Dos ejemplares de bisbita de richard (Anthus richardi) se integraban con numerosos pratensis y se movían con ellos. Se delataban cuando el grupo volaba por su reclamo (parecido a un gorrión) y por su gran tamaño. Al posarse su pose erguida, sus partes inferiores blancas y lisas; y su mancha del cuello no dejaban lugar a dudas. A pesar de la lluvia Eneko les sacó algunas fotos.





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miércoles, 12 de febrero de 2025

¡¡ GAVIOTA COCINERA EN LAREDO !!

 Vamos con el objetivo del viaje a Cantabria de hace unos días. Subir a este paraíso cada invierno es ineludible pues allí podemos ver miles de aves de muchas especies, este año hasta 113, venidas del norte de Eurasia, del ártico o de Norteamérica a pasar los mese más fríos del Hemisferio Norte.  Pero este año la estrella del invierno cántabro es una gaviota venida del lado opuesto, del Hemisferio Sur, donde se distribuye desde Sudamérica al sur de Australia y Nueva Zelanda y el sur del continente africano. 

El 9 de diciembre, Gonzalo Pardo, descubrió un 2º invierno de gaviota cocinera (Larus dominicanus) en Santoña. El ave estuvo "desaparecida" unas semanas hasta que el 3 enero  se  relocalizó por parte de Álvaro Bustamante esta vez en el puerto de Laredo. Desde entonces se veía  de manera continúa en este lugar y se puso en lo alto de la lista de especies a buscar en los tres días que pasamos.





El sábado 1 de febrero, tras ver la serreta chica de Lanchares, llegamos al puerto deportivo de Laredo en busca de la precios cocinera. Pero se hizo de rogar hasta el punto en que pensábamos que nos pasaba como a algunos amigos que el día anterior no la habían podido ver. Paseo desde el puerto, mirando los pantanales, hasta la playa y la bocana del puerto sin suerte. Vuelta en sentido contrario y nada. Decidimos separarnos den dos grupos e ir en dirección al espigón para ver si descubríamos a esta lárido llegado de tan lejos en lo que supone uno de las pocas citas de la especie en España.

Desde lo alto del espigón no se veía ninguna gaviota pero en una mirada a lo alto de unos pesqueros me dio la vuelta al corazón. Tumbada en una estructura , de tal manera que apenas se veía, estaba la cocinera. Tal era el nerviosismo por ver esta maravilla que no atinaba a llamar a los amigos que buscaban en otra parte del puerto. Una vez que ya estábamos todos pudimos disfrutar de ella de manera inmejorable. Y fue gracias a un pescador que estaba cerca de ella y que nos "ayudó" lanzando un pez al suelo para que bajase y pudiésemos verla en todo su esplendor

Así pudimos disfrutar de su potente cabeza y su ancho pico, lo que es diagnóstico de la especie, y sobre todo sus espectaculares patas azuladas. También vimos la anilla que nuestro amigo Gonzalo le puso para conocer mejor que hace esta preciosa gaviota de dorso gris oscuro y cabeza rayada.











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miércoles, 5 de febrero de 2025

LAS TRES SERRETAS EN UN MES

 Cierro el viaje de Galicia para abrir la salida que hemos hecho este pasado fin de semana a tierras cántabras. Y lo hago de la mano de tres patos muy peculiares que llegan a nuestras costas en invierno. De ellas hay una que es bastante habitual en las bahías y rías cantábricas, aunque este invierno están caras, mientras que las otras dos son escasas. Empezaré por orden cronológico. 

El último objetivo que teníamos en el primer viaje del año a A coruña estaba en Valdoviño. Allí se estaba viendo una serreta grande (Mergus merganser) bastante confiada en la zona de la playa. Era un día muy lluvioso y eso nos hacía presagiar que nos iba a costar un poco encontrarla pero nada más lejos. Fue Eneko el que nos dio la voz de alarma, tenía a la serreta buceando en el recodo final de la laguna, ya pegada a la arena y entre rocas. Estaba algo lejos pero nos emocionó ver como se sumergía y salía a la superficie para enseñarnos esa preciosa cabeza marrón bien definida sobre un cuerpo blanco y gris. Muy bonito es el pico largo y rojo. 

Es un ave que cría en zonas muy norteñas de Eurasia, aunque hay algunas parejas en Reino Unido, que llegado el otoño migra hacia el mar báltico llegando algún ejemplar un poco más al sur que es cuando aparecen en algún punto de la costa ibérica. Para mi era la segunda observación pues ya tuvimos ocasión de verla en Ledesma (Salamanca) junto a nuestro amigo Miguel Rodríguez. Fue una observación muy buena a pesar de la lluvia y el viento pues no dudó en salir del agua a descansar y volver al agua para retomar sus zambullidas.









La segunda de las serretas es otra de las escasas y quizás la más difícil de ver de las tres por su pequeño tamaño y su gusto por estar en zonas de vegetación. Para verla tuvimos que ir a Lanchares, una pequeño población cántabra de la orilla del embalse del Ebro. De nuevo  tuvimos que pasar un frío importante y sufrir la lluvia que nos acompañó gran parte del viaje. Tras buscar en unas pequeñas charcas del extremo de las lagunas de la zona no hubo suerte. Cambiamos de sitio y de nuevo en blanco.

Cuando ya nos íbamos vimos un grupo de patos bastante grande. Como no hay que dejar nada por revisar, telescopio al suelo y a mirar. Había silbones europeos y un grupo importante de cercetas comunes. Revisando a las más pequeñas cuando el corazón dio un vuelco. Entre ellas había un pequeño pato de tonos grises con las mejilla blanca y la parte superior de la cabeza marrón. Empecé a saltar y a llamar a todos los amigos con los que he viajado que no tardaron en dar con la hembra de serreta chica (Mergellus albellus)  que tanto ansiábamos.

Esta miniatura de serreta cría en bosques boreales de Escandinavia y Siberia que inverna en los mares y costas de los mares Bálticos y del Norte llegando al sur en algunas ocasiones como ésta que ha elegido este frío lugar cántabro.




La última es la más habitual ya que suele invernar de manera regular en varios puntos de la costa cantábrica aunque este año no han llegado hasta allí desde el norte de Eurasia o Groenlandia en su migración invernal. Este invierno no se habían visto en Cantabria hasta el pasado sábado cuando aparecieron dos ejemplares en la bahía de Santander, en la zona de Raos. El domingo compartimos la observación de las serretas medianas (Mergus serrator) con un buen puñado de amigos burgaleses, madrileños o cántabros.  Destacaba su preciosos pico largo y estrecho y la cabeza despeinada.



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