Las gaviotas son uno de los grupos top del invierno pues llegan nuestras costas y zonas húmedas multitud de especies a invernar y algunas de ellas en número altísimos (las sombrías en Madrid son impresionantes) con lo que es momento para disfrutar, y sufrir a partes iguales, con este grupo de aves tan complicadas en su identificación. En la provincia abulense si hablamos de gaviotas tenemos que irnos al Valle del Tiétar ya que es el único punto habitual para los láridos. Y dos son los lugares donde buscar a estas ruidosas oportunistas de tan mala fama (no son pocas las veces que tengo que reeducar a la gente sobre lo que piensan de estas maravillosas aves): el embalse de Rosarito u el CTR de Arenas de San Pedro.
Hasta el segundo de estos lugares fuimos Eneko y yo a principios de mes, aprovechando que jugaba un partido de liga en este pueblo. A primera hora estábamos frente a las naves del CTR y ya centenares de gaviotas volaban al paso de un camión o poblaban los tejados. Contamos alrededor de 250 ejemplares de las dos más habituales, la gaviota sombría (Larus fuscus) y la gaviota reidora (Choricephalus ridibundus). Escudriñando los grupos con atención en busca de alguna gaviota grande con espalda gris clara dimos con un ejemplar de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) adulta entre las fuscus. Es ésta una especie habitual en este lugar siempre en números bajos que alegra cada visita a este precioso valle cuando damos con ellas.
Gracias por seguir el blog
Saludos abulenses


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