Recién llegados de Euskadi de pasar unos días y rememorar momentos muy especiales del primer viaje (allá por 2014) de Eneko tengo algo de material esperando a ser trabajado. Hasta entonces voy con una observación de hace unas semanas pero que sigue de actualidad pues hasta ayer los protagonistas de esta entrada seguían por el Azud de Riolobos.
Y siempre que veo flamencos en el interior la cabeza me lleva a pensar en un gran amigo (uno de esos con los que me he abierto las rodillas de niño, de los que la noche nos ha confundido alguna que otra vez y de los que ahora sigo disfrutando ya con peques a nuestro lado). Siempre que tengo a estos rosados, o no si son jóvenes) larguiruchos de picos extravagantes me viene a la mente el momento en que Fran descubrió que cerca de su pueblo de adopción había Flamencos comunes (Phoenicopterus roseus) no se lo podía creer. Pero así es, hay lugares del interior de la Península donde crían estas llamativas zancudas y hay lugares donde aparecen de manera casual.
No es la primera vez que aparecen flamencos comunes en el Azud de Riolobos, pero si la primera que los veíamos Eneko y yo en el humedal. En este caso los ejemplares que han decidido descansar en este paraíso charro son dos juveniles y un inmaduro que le han cogido gusto al lugar haciendo las delicias de los que por allí hemos pasado (aunque fuésemos en busca de otro divagante como ya os conté).
Este ave de patas largas y pico peculiar tiene sus colonias de cría más importantes de la Península en humedales costeros como las marismas del Odiel, El Hondo, Doñana o el Delta del Ebro siendo la más numerosa (segunda de Europa) la de la laguna de Fuente de Piedra. En sus movimiento dispersivos pueden aparecer en otros humedales del interior como es el caso (en el Oso hay una cita en agosto del ). Destaca el plumaje rosa de los adultos , algo que consiguen de su principal alimento, las artemias que habitan en aguas saladas. Los ejemplares jóvenes son de tonos pardos.
Mucho ánimo a tod@s
Gracias por seguir el blog
Saludos Abulenses
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