Hace unos días saltaba una bomba ornitológica en Ávila cuando en una carretera cercana a Arévalo recogían un ejemplar de colimbo chico (Gavia stellata), localizado por Antonio Morales, en muy malas condiciones tras los fuertes vientos de oeste que azotaron la costa ibérica que fue llevado al CRAs Valladolid en lo que es la 1ª cita histórica para la especie y hacía la segunda para Castilla y León. Pero la noticia no se quedó ahí y es que unos días después un amigo salmantino, Antonio Ceballos, localizó otro ejemplar de la misma especie en el embalse de Santa Teresa y éste si que estaba como nos gusta verlos, nadando en las aguas y buceando en busca de peces y cangrejos.
A pesar de no localizarle un día se siguió viendo a lo largo de la pasada semana así que, el viernes, y sin parar ni siquiera a comer tras el colegio, Eneko y yo pusimos rumbo a este enorme embalse situado el sur de la capital charra. Gracias al información de nuestro amigo Miguel sabíamos que el colimbo se había visto esa misma mañana aunque un poco más alejado de la pared donde había dado un espectáculo brutal a los que hasta allí se había acercado a verlo.
Nada más llegar había aun grupo de gente que venía a contar grullas para el censo nacional de la especie que buscaba a esta bonita ave marina que en invierno gusta de pasar los meses de frío en las aguas costeras del cantábrico entrando en ocasiones a las bahías y rías para deleite de los pajareros ibéricos. Alguien dijo que se había visto hacia no mucho en la parte central de la zona del embalse que se ve desde el muro de la misma y tras un rato de búsqueda fue Eneko el que llamó mi atención: "está allí papá". Y allí estaba, delante de la orilla que teníamos a la derecha (margen izquierda del embalse), hasta que se zambulló. Un par de zambullidas más y vimos que la dirección que tomaba parecía acercarle a la base de la pared de la presa. Nos movimos y nuestra intuición no nos falló pues llegamos a tener en varias ocasiones a apenas 50 metros de nosotros. Pudimos ver sus características (es un bicho espectacular), pudimos disfrutar de varias zambullidas e incluso lo vimos comerse un pez. Nos pareció que estaba en buena forma pues no paró de bucear en la hora que estuvimos con él antes de que cayese la noche y le dejásemos algo más alejado.
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