Momento memorable el que hemos vivido el fin de semana pasado por tierras cántabras. Hemos disfrutado de un viaje ornitológico con un buen grupo de amig@s abulenses por el paraíso invernal de Santoña y zonas cercanas. El objetivo del grupo era disfrutar de todos los invernantes que eligen la bahía pero personalmente tenía un objetivo muy claro. Quería ver dos de los bisbitas que se dejan ver en el invierno ibérico. En primer lugar quería bimbar un viajero excepcional que llega hasta los prados costeros del norte de la Península y que me había dado esquinazo en tres ocasiones; y por otro lado quería ver al que tiene como lugar de descanso un sitio peculiar. . Y como dice el título, además este invierno he disfrutado de otros dos bisbitas habituales.
El bisbita de Richard (Anthus richardi) era mi objetivo prioritario este invierno y con las primeras luces del primer día en Cantabría ya estábamos de camino a una zona costera cercana a Liencres donde se estaban viendo varios ejemplares. Empezamos a prospectar los prados pero no había apenas movimiento. Cambio de zona y al poco salieron volando dos ejemplares de este bisbita de mayor tamaño que los pratenses y que reclamaron con su sonido de gorrión. Volaron sobre mi cabeza hasta que se posaron a escasos metros para deleite de todos nosotros. Fue una observación inolvidable donde pudimos ver su color uniforme en pecho y ripa, su macha en la garganta y esa pose que le mantienen erguido sobre la hierba. Es maravilloso disfrutar en la costa cantábrica de este viajero llegado de Asia (Siberia, Kazajstan y China). El viaje empezaba de manera inmejorable (gracias a nuestros amigos leoneses José Alberto e Iker por su ayuda).
El otro objetivo era disfrutar de los bisbitas costeros (Anthus petrosus) que tiene la plaza de toros de Santoña como lugar al que regresar tras alimentarse en algún punto de la bahía para descansar, bañarse o beber el agua dulce que se acumula en una zona de este peculiar lugar. A este bisbita que cría en las Islas Británicas o Escandinavia, se le suele ver cuando sobrevuela el puerto santoñés antes de posarse en el interior del coso y así es como los habíamos visto siempre. Pero en esta ocasión pudimos verlos desde dentro y observar su plumaje oscuro con un gran barreado en el pecho y tonos verdosos. Esperamos un buen rato cerca de las gradas donde los bisbitas entran a los charcos hasta que un grupo de 6 cayó del cielo y se posó en las roca de los asientos. Fue una observación inmejorable y una espinita que me quité (pues no los había visto posados). Fue un final de viaje enorme.
Para completar la terna de bisbitas de este invierno voy con los dos más habituales en estos meses por los humedales interiores. El bisbita alpino (Anthus spinoletta) hasta hace nada era considerado de la misma especie que el anterior. En el destaca su plumaje uniforme y una ceja muy marcada. Es un habitante numerosos en la primavera de las altas cumbres de las Sierras abulenses donde luce su bonito pecho rosado. En invierno además de cambiar de traje lo hace de lugar y baja a zonas de menor altitud para mezclarse con los pratensis en las orillas de charcas y lagunas. A este ejemplar lo vimos en el humedales de Salburua en el mes de diciembre.
Para terminar voy con el más común de los bisbitas. Este año está siendo más flojo de lo normal en el número de bisbitas pratenses (Anthus pratensis) pero aun así no hay salida al campo donde no vea alguno de ellos. Los puedes ver en descampados de la capital abulenses a parques periurbanos, a humedales morañegos o laderas de media montaña. Es un bisbita de tonos ocre anaranjados con el pecho estriado y una bigotera muy marcada. Es muy fácil de ver y más aún de escuchar cuando sale volando de algún prado dejando ver sus rectrices externas blancas (lo que comparte con el richardi y el spinoletta siendo el del petrosus grises). Disfrutad de esros ejemplares vistos en la laguna de El Oso.
Gracias por seguir el blog
Saludos abulenses
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