Hay momentos en que mientras paseas por el campo te sientes observado. Notas como unos grandes ojos te miran entre las ramas de los árboles. La sensación te hace mirar hacia el sitio donde crees que está el vigilante para descubrir que esos ojos pertenecen a una de las rapaces nocturnas más habituales de la avifauna ibérica. En dos ocasiones nos ha pasado esto recientemente.
Una de ellas le pasó a Eneko hace un par de semanas. Mientras disfrutaba de una jornada de anillamiento con nuestros amigos en la laguna de El Oso sintió la sensación en los tarays que rodean la lagunilla interpretativa del humedal. Miró hacia allá y vio un búho chico (Asio otus) posado en las ramas mirando fijamente con sus ojos naranjas al niño que , embobado, no quitaba la mirada. Unos días antes ya lo habíamos visto volar en la zona pero hasta ese día no lo vieron posado y pudieron disfrutar de este búho de tamaño mediano con unos preciosos penachos.
Unas semana antes los ojos que nos miraban eran los de dos bonitos jóvenes del año de la misma especie. En esta ocasión fueron unos amigos, Olga y Ramón, los que nos habían avisado de que había dos búhos en un árbol de su finca. No tardamos en ir a buscar a estas dos bolitas emplumadas que descubrimos en las ramas de uno de los árboles de la parcela. Nos miraban atónitos tratando de pasar desapercibidos mientras nosotros, a una distancia adecuada, los disfrutábamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario