Cuando oímos hablar del césped no sabíamos que lugar era ese en el que año tras año un gran número de aves recalan en los pasos y sobre todo, un punto caliente del Delta del Ebro donde un buen número de aves raras y escasas paran en sus viajes o para pasar el invierno. Cuando el año pasado vimos esa finca donde de cultiva el césped para campos de fútbol o de golf descubrimos un filón para observar esas aves que tanta alegría nos da encontrarnos. Si el año pasado fue el chorlito dorado siberiano el que nos alegró los ratos que pasamos en la finca Dacsa este año han sido dos "americanos" llegados de lejos.
Levaban unos días dos correlimos canelos (Calidris subruficollis) en estos campos de un verde intenso. Tras fallar la avefría coliblanca nos fuimos al césped a buscar a esas dos preciosidades de llamativas patas anaranjadas y cara amable. No tardamos en verlas sobre la corta hierba. Se movían juntos entre los pívot que riegan la parcela junto a decenas de lavanderas boyeras (entre ellas nos dejamos los ojos buscando un cetrina que no quiso aparecer) y de chorlitejos grandes.
Se alimentaban tranquilos moviéndose de un lado para otro y solo alteraba su tranquilidad algún carrito de los trabajadores pero apenas se desplazaban unos metros. Cambiaron varias veces de parcela pero siempre en el entorno de un camino desde el que pudimos disfrutarlos a placer rodeados de amigos y pajareros que como nosotros quedaban encantados con estas dos preciosidades.
Gracias por seguir el blog
Saludos abulenses
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